#VideoBlog #PaseoAbajo: Controlar a los músicos callejeros, por Juan Torrijos
Es habitual durante los días de buen tiempo, en la provincia de Almería casi todos los del año, en las terrazas de los bares donde nos tomamos una copa, o dos, en los puntos céntricos por donde paseamos, nos encontremos con músicos que animan el soleado día, levantan el ánimo del personal y a cambio te piden una colaboración para seguir con su vida de funambulistas en la cuerda unos, otros buscando unos euros para poder llevar un plato de comida a sus chiquillos.
¿Qué es lo que más les gusta a los políticos? Controlar al personal. Aquí no se mueve nada sin mi permiso, y a ello se lanzan. En el ayuntamiento manda en lo que a la música se refiere un hombre que es un gran profesional en esta especialidad. El edil de cultura, Diego Cruz, es de suponer que la “ideíca” en cuestión es suya, acaba de comunicar a la opinión pública, y especialmente a los “músicos callejeros” que van a ser tratados como hace el ayuntamiento con los “mercadillos ambulantes”.
–Haber si lo entiendo. ¿Qué tiene que ver un músico callejero con un mercadillo?
Lo mismo pensé. Y entonces, dándole vueltas como a un trompo a la idea: Caí.
Al igual que los vendedores ambulantes, los músicos callejeros van a tener puestos fijos, lugares fijos donde mostrar su arte y, es de suponer que un horario fijo de acuerdo con el descanso de los maltratados vecinos. No puede venir uno de esos cantores a fastidiar la siesta a los del Toyo, que en estos días los hombres se la están jugando con el festival que les van a montar en las puertas de sus viviendas.
¿Les van a cobrar por el aparcamiento de sus cuerpos e instrumentos en las calles, plazas y paseos de la ciudad? Es de imaginar que sí. Si un bar paga por ubicar sus mesas en las aceras, los vendedores por sus puestos en los mercadillos, es de lógica suponer que los cantores callejeros algo tendrán que pagar, digo yo.
Diego, qué putada les vas a hacer a los que no han tenido la suerte de llegar a triunfar en el mundo de la música o en el de la política, como es tu caso. Y ya puestos, qué piensas hacer con los vendedores que se te acercan a los bares con toda clase de baratijas en sus manos, y a los que venden lotería por la calles, a mi amigo Carrete, buen cantaor como tú sabes, ¿cómo los quieres controlar? Y a los que van pidiendo un euro para comida. Si se trata de controlar a los músicos ambulantes, habrá que hacer lo mismo con los vendedores, los méndigos y toda esa clase vulnerable de la sociedad que se levanta cada mañana y se lanza a la calle a conseguir una ayuda para seguir comiendo.
Estos políticos no dejan de ser unos controladores de pacotilla. Diego, no te parece una ignominia lo que estás proponiendo para estos artistas callejeros, que no han tenido la misma suerte que tú.
