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VÍDEO BLOG #Miedodequé?: ¡Enseñe usted las tetas, leches!

VÍDEO BLOG #Miedodequé ¡Enseñe usted

VÍDEO BLOG #Miedodequé?: ¡Enseñe usted las tetas, leches!, por Víctor J. Hernández Bru.

Sí, amigos, no os iba a decepcionar. Aquí estoy valorando el terremoto, o movimiento tectónico que diría Sobalecio, que han provocado los pechos de Eva Amaral. He tardado, pero no por nada más que porque había otros temas más perentorios. Pero ni por asomo iba a saltármelo: hay que dar su ración de bilis a esa porción de España en la que el social-comunismo ha conseguido colocar sus hilos de marioneta por la vía del feminazismo.

No es hoy la primera vez que valoro este asunto. El otro día en redes tuve casi récord de seguimiento. Se ve que el asunto tiene tirón. Y ya advertí que, a mí, que Eva Amaral nos muestre sus senos me parece algo absolutamente aceptable, que para nada perturba mi moral y que me parece un ejercicio de libertad, aunque siempre me asalta la duda de qué pasaría si, en lugar ser una mujer mostrando sus glándulas mamarias, se hubiera tratado de un hombre exhibiendo las glándulas testiculares o gónadas. En realidad, duda no hay, porque todos sabemos lo que habría pasado, a pesar de que el otro día uno de esos ‘cuñaos’ analfabetos de las redes me increpaba por, según él, comparar órganos mamarios con órganos reproductivos. En fin, lo dicho, país de ‘cuñaos’.

Pero bueno, a lo que vamos: a mí que las enseñe no me molesta y verlas tampoco. Al final, hay que conocer mundo. Lo que me encorajina es el modo, el pretexto, la pretensión y la reacción de ese mundillo para el que las ha aireado. Aquí no se trataba de reclamar su derecho a darle viento a las lolas, sino utilizar la exhibición para reclamar una revolución, que habría que ver hasta qué punto la señora sabe lo que han sido hasta ahora las revoluciones que ha vivido el mundo y, sobre todo, cuáles son las condiciones y pormenores de dicha revolución, contra qué hay que revolucionarse.

Porque la señora Amaral, que antes del festival Sonorama donde ha dado luz a su imaginación, aseguraba que éste iba a ser el punto de partida para la promoción de su nuevo disco, vive en un país en el que los hombres y las mujeres tienen las mismas oportunidades, cobran lo mismo por los mismos trabajos y con las mismas condiciones y antigüedad, tienen el mismo acceso a la formación y a todo tipo de derechos y, como plasmación de ello, el tiempo ha provocado que ya haya ámbitos profesionales de prestigio, como la Sanidad y la Educación, en los que la mujer ha superado ya en número y responsabilidad al hombre.

Uno podría haber entendido la reclamación revolucionaria de doña Eva, qué se yo, en Marruecos, donde las mujeres son seres humanos de segunda categoría, con muchos de sus derechos restringidos; o en Arabia Saudí, donde ser mujer es el equivalente moderno del esclavo; o en Afganistán, donde una mujer sólo puede salir de casa embutida en un burka para que sólo se le vean los ojos.

Doña Eva vive, precisamente, en la zona del mundo en la que las mujeres, afortunadamente, han alcanzado la igualdad real y gozan de los derechos que por otro lado merecen, que son exactamente los mismos que los hombres (bueno, y alguno más, porque el de la presunción de inocencia sólo está restringido al hombre y en presuntos delitos relacionados precisamente con la mujer).

Así que, del episodio exhibicionista de Eva Amaral me quedo con la duda de si se trata sólo de la ya habitual y omnipresente propaganda feminazi o está también trufado de acto promocional para ver si es capaz de vender algunos discos más. En todo caso, querida Eva, no cuela; a pesar de que, para tu edad, y ahora sí que le dedico esta última frase al feminazismo militante, están las cosas bastante en su sitio. 

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