VÍDEO BLOG #Miedodequé?: No sé si me da más asco el chulerío de Puente o las ridículas intentonas de manipulación mediática de La Secta, por Víctor J. Hernández Bru.
Tras un par de días pensándolo, he llegado a la conclusión de que no sé si me da más asco el comportamiento chuleta, gansteril, engreído, impresentable, macarra y de señorito del cortijo de Óscar Puente o la repugnante manipulación de los hechos que, sucedidos en un vagón de tren camino de Madrid, están intentando hacer todos los medios de comunicación de la izquierda, bien regados y abonados por el gobierno de Pedro I El Falso-Pedro Chapote.
Entre anuncios de tecnología y de comida, sufragados por el dúo diabólico de Moncloa y Ferraz con nuestro dinero, daba, el sábado, verdadera repugnancia ver a los presentadores y tertulianos de La Secta convirtiendo la pregunta de un ciudadano, de un contribuyente a un diputado en un tren, en una agresión. Y sí, efectivamente: son los mismos impresentables, los mismos miserables que defendían como ‘jarabe democrático’ el que la gentuza de la extrema izquierda, que es todo lo que ha quedado de la izquierda en España, practicaran y practiquen escraches a representantes de PP, Ciudadanos y Vox en plena calle e incluso delante de sus hijos, “porque para eso son representantes públicos”.
Da igual que haya un vídeo. Da lo mismo que todos hayamos visto lo que ha ocurrido en realidad. Es indiferente que lo que ven nuestros ojos y lo que escuchan nuestros oídos sea absolutamente contrario al relato que sostienen. Ellos son así: la escoria ideológico-mediática de la izquierda no se para en minucias como el testimonio gráfico o audiovisual de la realidad.
Lo que todos hemos podido ver en ese vídeo es a un ciudadano con total educación, calma y respeto, preguntar al chuleta del Pisuerga su opinión sobre Puigdemont, a lo que ese gentuza elevado a representante institucional responde, inmediatamente, “no te pongas delante de mí”, como sí él fuera un rey medieval al que la mera visión de sus vasallos le estorba su divina perspectiva.
En ningún momento, el ciudadano insulta, amenaza, increpa y mucho menos agrede al chulito de playa fluvial, pero éste sale corriendo a llamar a la policía, con la intención de un montar un numerito con el que volver a tener de nuevo el protagonismo que su intelecto le niega de manera constante, tal y como quedó reflejado en su intervención en el pleno de investidura de la pasada semana en el Congreso.
El término agresión era una y otra vez utilizado por el coro de palmeros y sobadores de lomo mediáticos y opinativos de la tertulia nocturna y sabatina de La Secta, como si los que estábamos delante de la pantalla no estuviéramos observando con total nitidez que no había habido agresión alguna, aderezando el relato con un presunto comportamiento agresivo del mismo ciudadano en otra ocasión anterior, evidenciando que, en el caso de que sea cierto (que obviamente con estos antecedentes hay que ponerlo en duda), si alguien es agresivo una vez, ya hay barra libre para adjudicarle tal comportamiento en cualquier otro episodio, especialmente si en él hay implicado algún miserable de la izquierda.
Para colmo, en mitad del éxtasis de trola y manipulación, alguno de los correveidiles de Pedro I El Falso-Pedro Chapote allí presentes, no tuvo empacho en comparar el episodio con las tres, digamos, ‘tortitas’ que otro imbécil, concejal del PSOE en Madrid, le propinó el otro día al alcalde Almeida en el rostro, tratando de convencernos de que tocarte la cara es igual de agresivo que preguntarte por Puigdemont.
Y ahora, ¿a qué tú tampoco tienes claro si es más repugnante el comportamiento del chulito de Pucela o el masaje mediático de los palmeros de La Secta?
