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Blog Confinados, pero no Arrinconados, por Antonio Felipe Rubio Destacados

BLOG #ConfinadosperonoArrinconados: ‘Gobierno cenizo manzanillo I’

BLOG #ConfinadosperonoArrinconados: ‘Gobierno cenizo manzanillo I’, por Antonio Felipe Rubio.

Cuando escribo, recibo la “buena” noticia del cese de actividad del volcán de La Palma. Ojalá se confirme y no se trate, como en otras ocasiones históricas, de un efecto de falsa calma para reiniciar la actividad con otra intensidad.

Los efectos de la erupción son las consecuencias devastadoras para las edificaciones (viviendas particulares, industrias, negocios, servicios públicos…) y explotaciones agrícolas que han quedado arrasadas. Sin embargo, no se evidencian acciones eficaces y urgentes para paliar el daño causado y, sobre todo, no se dan soluciones a un importante colectivo que ha quedado desprovisto de algo tan esencial como una solución habitacional digna.

Se han prodigado en las redes sociales innumerables comentarios sobre la celeridad del gobierno a la hora de solucionar la sobresaturación de los albergues para la avalancha de inmigración ilegal: hoteles con servicio de manutención. Y no entro en otros detalles como el número de estrellas, vituallas, dotación económica… y las algaradas, destrozo de mobiliario, etc.; entendieron que era una solución eficaz, y se adoptó.

Ahora se habla de cinco mil personas que han sido evacuadas por los efectos del volcán. Un número inferior ya no tiene vivienda ni negocio; literalmente han desaparecido bajo un manto de lava ardiente. La solución aportada es un polideportivo, albergue, parroquia, almacén… Además, hay que contemplar el problema de albergar las pertenencias que han sido salvadas de la destrucción. En resumen, tenemos a familias completas viviendo en condiciones precarias con la ayuda de familiares, amigos y solidaridad anónima.

No entiendo, salvo mejor criterio de los expertos, que no se aporten soluciones a las personas que quedaron sin vivienda para dotarles de un mínimo de seguridad y confort que palie su angustia.

Unas tres mil personas afectadas podrían ser acogidas en sendos cruceros, embarcaciones capaces de aforar en condiciones normales a 2500 clientes. El crucero tiene capacidad suficiente para ofrecer a estas personas un lugar donde vivir con comodidad, intimidad, higiene y seguridad suficientes. Los camarotes pueden albergar a familias completas por numerosas que sean habilitando compartimentos adyacentes; los niños pueden continuar con las clases habilitando la sala de fiestas-teatro como colegio; los restaurantes dan servicio para las familias que ya no tendrían que buscar alimento, cocinar y servir; existen grandes espacios para congregar a los afectados para sesiones informativas y terapia psicológica grupal; hay una capilla para oficiar servicios religiosos; hay enfermería y servicios médicos básicos; hay wifi para mantener la comunicación… y existen múltiples opciones que puedan suavizar el enorme impacto emocional que supone perderlo todo y obligarles a afrontar un errático futuro plagado de incomodidades. Evidentemente, esta solución viene asistida por profesionales experimentados en atención, seguridad, limpieza, higiene y servicio ofrecidos en innumerables singladuras.

Me pregunto si algún contribuyente español no estaríamos dispuestos a afrontar de nuestros impuestos este pequeño esfuerzo para tan grande solución que facilite tranquilidad a estas familias que ya sufren esta inmensa tragedia. Además, no se trata de unas “vacaciones pagadas”, pues un contrato de larga duración sale más barato, incluso por no tener que consumir combustible en los desplazamientos ni tasas de atraques. Sólo hay que conseguir un amarre en un puerto seguro (Puertos del Estado ya lo sufragaría) y mantener el consumo de combustible para la generación eléctrica interna. Por otro lado, se podrían habilitar albergues y pabellones como trasteros vigilados para mantener los enseres y pertenecías diversas recuperadas de la destrucción.

Esta opción ya se practicó durante el golpe de Estado en Cataluña habilitando el crucero “Piolín” en el puerto de Barcelona para albergar a efectivos de los Cuerpos de Seguridad del Estado, y no faltó la chufla de la prensa más “progresista”. Posiblemente alguien me refutará que esto quizá no es viable por algún motivo técnico, sociológico, psicológico… no sé, pero se antoja que si metemos en un hotel a un buen número de inmigrantes ilegales de diversa procedencia y otras particularidades, no veo por qué no podemos tener una solución mejor y más decente para nuestros compatriotas, trabajadores, contribuyentes y, no lo olvidemos, víctimas de una tragedia que ni han buscado ni provocado.

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