VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ? Moción de censura: un reparto de armas en la sala de suicidios, por Vïctor J. Hernández Bru.
Si tengo que definir de alguna manera el sentimiento, la sensación que me quedó tras el debate de la moción de censura, tengo que utilizar el término pena; pena al comprobar cómo nuestros políticos encaran este tipo de trámites centrados en lo que ellos creen que es lo mejor para sus propios intereses y no para implementar soluciones ni siquiera en la terrible época que nos ha tocado vivir; al ver cómo las fuerzas del centro derecha son incapaces de sumar lo que les une y se dejan arrastrar en lo que les separa; y al verificar cómo la extrema izquierda, que se ha apoderado de todo lo que hay a la izquierda de Ciudadanos, se frotaban ayer las manos camino del estado social comunista.
Aunque la sociedad y en especial ese bar de borrachos llamado redes sociales sigan empeñados en etiquetarnos a todos, ya he repetido mi veces que yo no tengo un partido político, entre otras cosas porque yo nunca sería capaz de votar lo contrario de lo que pienso, como ayer hicieron algunos parlamentarios, lo que sí tengo es una idea clara de la sociedad en la que quiero vivir, del mundo que quiero habitar.
Un mundo gobernado por la meritocracia, por la recompensa al esfuerzo, al estudio, al trabajo y a la creación de valor para el colectivo, lejos de políticas subvencionadoras de la inacción, la pasividad y la vagancia.
No me cabe duda de que los tres partidos situados en el centro-derecha representan ese modo de vida, contrario a ese estado social-comunista en el que todo son pagas a cambio de votos y creación de miseria intelectual e incultura, que tenga como consecuencia la facilidad para manipular conciencias y rapar cerebros, trabajo de siembra con años de trayectoria en este país, que ahora da sus más abundantes frutos y que ahora se trata de culminar.
Lo de ayer fue un paso más hacia la consolidación del gobierno más ineficaz, más mentiroso, más indecente, más letal contra los derechos fundamentales de las personas y más irrespetuoso con la ciudadanía que este país ha tenido en siglos.
Estoy convencido de que unas fuerzas de centro derecha unidas, trabajando en conjunto y centradas en lo muchísimo que les une pueden ser la solución a esta terrible solución en lo económico, lo social, lo político e incluso lo sanitario. Lo de ayer, fue un reparto de armas en la sala de candidatos al suicidio.
