VÍDEO BLOG #Miedodequé?: Ahora Pedro Chapote afirma que los golpistas y sediciosos eran los buenos, que sufrieron la “impericia” de los gobernantes, pero oculta que fue con su apoyo, por Víctor J. Hernández Bru.
He escuchado a esa trola con patas que llamamos Pedro I El Falso-Pedro Chapote explicar a cuatro apesebrados, sobadores de lomo, estómagos agradecidos y carnés con ojos, en el marco de las elecciones a la Junta de Galicia, que los hechos que se dieron en Cataluña aquellos días y semanas del golpe de Estado, la proclamación de la República Independiente Catalana y la posterior violencia en las calles se debió a la impericia del gobierno que, entonces, presidía Mariano Rajoy.
Para esta vergüenza presidencial, el motivo fundamental no es que en Cataluña hay políticos, partidos y ciudadanos que no aceptan la ley, que se niegan a cumplir la Constitución que nos hemos dado mediante a un sistema democrático de mayorías, que se creen con derecho a tomar sus propias decisiones al margen del ordenamiento legal y constitucional y, sobre todo, que están absolutamente persuadidos de que tienen derecho a ejercer la violencia sobre quienes sí creemos en las normas.
Pero es que, además, esta castaña gubernativa, que ya no se permite aparecer ante ningún auditorio, sea ciudadano o periodístico, en el que haya un mínimo atisbo de capacidad crítica, o no se acuerda o no se quiere acordar que la aplicación del Artículo 152 de la Constitución Española, que resultaba absolutamente obligatorio en aquellas circunstancias y días, se desarrolló con el voto a favor de su partido y de él mismo.
Hace falta no ya ser un auténtico caradura, sino un tipo sin ningún tipo de escrúpulos para salir ahora a echar la culpa a quienes cumplieron la ley y las obligaciones normativas para evitar un proceso absolutamente ilegal, pero sobre todo hace falta ser un verdadero psicópata para hacerlo intentando obviar que uno de aquellos responsables fue él mismo, que apoyó en todo momento al presidente Rajoy y a su ejecutivo en la adopción de las normas y medidas que, repito, en aquellos días eran obligatorias, siempre y cuando se quisiera mantener un país sometido al ordenamiento constitucional y democrático.
Para Pedro I El Falso-Pedro Chapote, para el ahora amigo de los golpistas, de los sediciosos, de los prófugos y, por supuesto, de los terroristas y de los malversadores, todos éstos son en este momento los buenos, los que llevaban razón, las víctimas de un estado al que ellos mismos llevan años definiendo como “opresor” o, al menos, los que sufrieron, como ha dicho textualmente, la “impericia” de aquel gobierno.
Una “impericia” que hasta ahora, ni siquiera en ningún momento de los cinco años que lleva sometiéndonos a la tortura de su desgobierno, se ha acordado de que existió, que no se ha puesto en los labios hasta que no ha visto que era absolutamente necesario para alcanzar ese objetivo imposible que es que los independentistas le sigan apoyando aunque la independencia no sea posible dentro de la Constitución.
