#VideoBlog #Paseoabajo: El hombre que defendía el Algarrobico, por Juan Torrijos
Es cierto, tiene razón Ramón Fernández, el actual consejero de colores de la Junta, hubo un tiempo, no hace mucho, en el que voces dentro y fuera de su partido, y altas voces, mantenían que el más famoso de los hoteles aún sin inaugurar a estas alturas en Carboneras habría que abrirlo. Hoy manifiesta, el que se pregona como el alter ego de Juanma, quizá pensando en dentro de tres años, que el hotel hay que derribarlo porque es ilegal.
No creo que desvele ningún misterio, la hemeroteca está ahí y se puede consultar, una de aquellas voces era la del presidente del Pp en Almería. Supongo que saben a qué presidente me refiero. Y es de suponer que Ramón también cuando nos dice que “hace décadas alguien defendía el Algarrobico” Así es, querido Ramón. El hombre dentro de tu partido que defendía hace unas décadas la apertura y presencia del hotel en el turismo carbonero y almeriense era Gabriel Amat. Lo recuerdas ¿verdad? Hubo otros en el Psoe, pero lo mismo de esos no merece la pena hablar, asumieron lo que dijo Cristina y los jefes de Madrid y se plegaron como obedientes corderillos a lo orden de las alturas. Algo que hace ahora Gabriel, tú y el resto de la gente del Pp en el poder de la Junta.
Ahora el hotel es ilegal. Lo ha dicho la justicia, y la única solución es su derribo, exige Ramón, el hombre que nos va a pintar de colores la vida de los andaluces. Un arcoíris es lo que vamos a tener de por vida con políticos así.
Cuando se construyó el Pita era ilegal construir en esos terrenos. Supongo que lo sabes, Ramón. Pero la Junta de entonces, Martín Soler te lo podría contar con pelos y gateras, lo arregló. No hubo ecologista que lo denunciara, ministra que se paseara por el entorno y ahí tienen al Pita, dispuesto a acoger cualquier empresa que se quiera ubicar en su polígono, aunque sin medir las parcelas, que tienen truco. En aquellos tiempos hubo otras industrias que se quisieron ubicar al lado del parque, debe el señor consejero conocer el nombre de alguna, pero para ellas si era ilegal construir, y no se lo permitieron. Es la legalidad o ilegalidad que practicáis los políticos. Haciendo y deshaciendo a vuestro antojo, siempre que vuestros intereses salgan beneficiados.
Hoy día claro que hay que derribar el hotel, y los primeros interesados en que eso ocurra es la propia empresa, que sabe lo que supondría rehacerlo de nuevo, pero ese derribo se llevará a cabo cuando la misma se sienta satisfecha con el dinero a percibir. Mientras, tendremos declaraciones de unos y de otros, políticos, jueces y ecologistas, la empresa parlará lo menos posible, les dejará a ustedes ese marrón, marearan la perdiz todo lo que haga falta, perderemos el tiempo, engañaran a los tontos que pagaran de sus impuestos el volver a dejar el terreno como estaba, y los políticos trabajaran, y lo saben, a favor de los dineros que la empresa va a cobrar al final del desaguisado.
¿Nos llegaremos a enterar de la millonada que nos va a costar ese derribo? Si Ramón puede no nos enteraremos. A los ciudadanos nos venderá el de colores de turno, no sabemos cuándo, lo bien que se ha quedado el terreno y la magnífica playa que vamos a disfrutar. Pero del dinero a pagar de nuestros impuestos poco se dirá. Al tiempo.
