VÍDEO BLOG #MINUTO92, por Víctor J. Hernández Bru.
Sinceramente, jamás antes me había parecido que unas elecciones se cernían sobre una decisión tan concreta para la ciudadanía. El día 10 de noviembre, los españoles nos jugamos, sobre todo, qué es lo que queremos que nuestros políticos hagan con nuestros impuestos.
Anoche, en el debate electoral de la televisión, pudimos ver claramente que el domingo vamos a elegir entre quienes quieren subir nuestros impuestos y quienes los quieren bajar.
Por un lado, teníamos, con diferentes alternativas y matices, al Partido Popular, Ciudadanos y Vox, que hablan de bajar impuestos, básicamente porque si los ciudadanos y las empresas pagan menos al Estado, tendremos mas dinero en nuestros bolsillos y podremos gastar, invertir y, en definitiva, hacer que la economía se mueva; y además porque somos muchos los que estamos hartos, pero muy hartos, de pagar tan altísimo porcentaje de nuestros impuestos para sostener un Estado elefantiásico, en el que la gran mayoría del dinero se emplea en pagar sueldos absolutamente prescindibles y súper-burocráticos.
Por otro lado, están PSOE (ése partido cuyo líder llegó al poder con una moción de censura para echar del poder a la fuerza más votada, ahora pide que gobierne la lista más votada; el del «no es no» que ahora habla de que le apoyen para desbloquear) y Podemos, absolutamente insaciables en sus ansias de seguir engordando el Estado, curiosamente uno de los postulados básicos de ese fascismo del que tanto se llenan la boca para calificar a otros, esquilmando las economías domésticas y las arcas de los pequeños empresarios y de los autónomos, entes completamente asfixiados a impuestos en un país que, gracias a ello, no arranca ni funciona.
Los españoles debemos poner fin de una vez por todas a ese mantra de que los impuestos y sus constantes subidas son necesarios para que la maquinaria funcione. Es, como afirman todos los grandes expertos en economía, todo lo contrario: hay que fortalecer a quienes tienen la posibilidad de gastar e invertir, dejando para el Estado únicamente los servicios básicos, la educación, la sanidad, la justicia, la seguridad, pero con una estructura que sea cien por cien operativa, eliminando la grasa del sistema para dejar funcionar el músculo, evaporando la súper-burocracia y dando libertad y agilidad a la parte operativa del sistema.
El domingo, los españoles, repito, nos jugamos lo que queremos que hagan con nuestros impuestos: o que los bajen para convertir en la estructura del Estado mucho más operativa y ágil; o que los suban, para que los amiguetes del poder y los burócratas inútiles sigan chupando de la teta.
