VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ?, por Víctor J. Hernández Bru.
Seguramente todos tendremos nuestra parte de culpa: los ciudadanos que callamos, los periodistas que no lo denunciamos y, por supuesto, ellos, los políticos, que a base de enfangarse en el perpetuo juego electoralista, han normalizado la mentira hasta límites nauseabundos.
La pasada semana asistimos a dos ejemplos máximos y nítidos de políticos que no tienen ningún empacho en mentir para orientar las conductas de los ciudadanos, pero sobre todo de los votantes.
El jueves, en el pleno del Ayuntamiento de Almería, Adriana Valverde pronunciaba una frase que producía grima con sólo escucharla, al mencionar que lo que el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Almería con el nuevo diseño de la Plaza Vieja es borrar de la memoria colectiva el monumento a los mártires de la libertad, conocido como El Pingurucho.
Aventurar lo que otros pretenden con sus actos siempre es siempre muy poco riguroso y menos honroso, pero cuando esa frase se pronuncia obviando que el monumento en cuestión va a ser trasladado a un lugar que experimenta mayor tráfico de gente que la Plaza Vieja, como es la cabecera del Parque Nicolás Salmerón, entonces lo que se está haciendo es sencillamente mentir, puesto que difícilmente se puede borrar algo de la memoria colocándolo en un lugar más visible que el que está.
Valverde podría haber dicho muchas cosas sobre el diseño de la Plaza Vieja, pero eligió mentir. Y no seré yo el que interprete por qué lo hizo, pero resulta evidente que, cuando se manejan argumentos realmente efectivos, sencillamente cuando se tienen argumentos, mentir sería absolutamente absurdo.
Ese mismo día, José Luis Sánchez Teruel, que todavía mantiene como uno de sus lugartenientes fundamentales al ignorante Rodrigo Sánchez Haro, y digo ignorante porque éste mantiene su costumbre de denominar fascista a todo el que no piensa como él, demostrando una ignorancia supina, también mintió.
Pero no mintió en el fragor de un debate plenario, que puede justificar que uno se pase de frenada. Sánchez Teruel mintió el jueves en rueda de prensa, leyendo un esquema que tenía previamente trazado, el que venía a decir, entre otras cosas, que este verano se había dejado de pagar los complementos económicos a los médicos que cubren turnos de compañeros en vacaciones, cuando la realidad es justo al revés: ha sido este verano cuando se ha comenzado a pagar tal remuneración, tras años de no hacerlo.
Yo ya sabía que esto era así, por mi relación directa con varios médicos, pero el viernes aquí, en EsRadio Almería, lo pudo corroborar el gerente del Distrito Sanitario de Almería, dejando a Sánchez Teruel en una situación francamente delicada, básicamente porque demostró que el secretario provincial del PSOE mintió deliberadamente.
Por cierto que Sánchez Teruel aventuró que todo esto, la realidad inventada que él reflejaba el jueves, responde a la intención del PP y Ciudadanos de privatizar la Sanidad pública. Yo, ahora, le lanzo al secretario provincial del PSOE una apuesta: ¿qué apostamos a que dentro de tres años y medio, cuando concluya la legislatura, la sanidad andaluza seguirá siendo pública?
