VÍDEOBLOG #MIEDODEQUÉ?, por Víctor J. Hernández Bru.
Ya están aquí las que serán cuartas elecciones en cuatro años. Ayer el Palacio de la Zarzuela lo anunciaba, después de que el rey hubiera constatado que ninguno de los candidatos tiene los apoyos suficientes.
Bueno, al menos así rezaba la nota emitida desde la Casa Real, aunque yo sinceramente le pondría algunos matices a la cosa, más que nada, porque no es cierto que Pedro Sánchez no haya tenido los apoyos suficientes. El partido socialista los ha tenido y además por dos vías, la de Unidas Podemos primero y la de Ciudadanos después; y no ha tenido el del PP porque no ha querido ni siquiera sentarse con el líder popular, Pablo Casado.
Lo que ocurre es que Pedro Sánchez es, sin duda, el líder político actual más intransigente con mucha diferencia, el que tiene más claro que sólo gobernará con su programa y sin hacer ni una sola concesión a nada que no sea lo que él tiene en la cabeza.
Ello, en un panorama político como el que tenemos delante, constituye una seria amenaza no sólo a la gobernabilidad, palabra que ya ha alcanzando mayor grado de rimbombancia que de solemnidad, pero que al fin y al cabo significa dotar al Estado de capacidad para gestionarse y salir adelante.
Que Pedro Sánchez aún no se haya dado cuenta de que, con el actual panorama político, es prácticamente imposible gobernar sin ceder, sin dejarse pelos en la gatera, es seguramente el problema más importante que tiene actualmente nuestro país.
A Sánchez no le hubiera costad ningún trabajo ceder ante la propuesta in extremis de Ciudadanos, puesto que lo que pedía el partido de Albert Rivera eran tres puntos con los que, sin duda, hubiera estado de acuerdo más del 80% de la población española. Como tampoco le hubiera costado sentarse con Pablo Casado para negociar un programa basado en una cierta lógica económica y social, alejado del extremo de Unidas Podemos y con las bases para que España volviera a girar a un cierto ritmo económico.
Pero eso hubiera sido propio de quien es consciente de que toda negociación conlleva cesión y no de un personaje que se ha hecho famoso por una frase tan absurda como la del ‘no es no’, que posteriormente se dedica a pedir apoyos para gobernar a modo de cheque en blanco y que los rechaza cuando esa obtención de apoyaduras se traduce en la más mínima cesión.
Sinceramente, mal camino llevamos. Ojo porque nos reíamos de Italia y ya se sabe el que se ríe del mal del vecino…
