VÍDEO BLOG #Miedodequé?: Fernando Martínez es el nuevo Franco, pero con menos respeto por la verdad, por Víctor J. Hernández Bru.
No es la primera vez que relato las constantes mentiras que me coló, durante años de clase en los cursos de doctorado en Historia, el hoy secretario de Estado para la Memoria Democrática, Fernando Martínez. No fue el único. Ya he dicho muchas veces que la izquierda ha llevado a cabo una concienzuda labor de colonización de la Universidad, al igual que de la Educación en general, de la sociedad civil, asociaciones y todo tipo de organizaciones durante décadas y no son pocos los ejemplos de profesores que me han manipulado en sus clases de diversas materias, pero especialmente en Historia.
Sin embargo, no todos lo han hecho con el descaro de un tipo que es, en primer lugar político socialista y, a gran distancia, historiador; un pésimo historiador, por cierto, que coloca su propia ideología como la piedra angular de su profesión.
Jamás escuché en una clase a Martínez López ni una sola alusión a las barbaridades que los comités obreros, las organizaciones republicanas y los sindicatos como la UGT llevaron a cabo en Almería, su tierra, primero durante la Segunda República y más tarde en la Guerra Civil.
La excusa ante ese silencio frente a la barbarie, el asesinato, la violación, la vulneración de derechos básicos y la usurpación de la propiedad era siempre la misma: ahora no toca hablar de las víctimas de los abusos de la izquierda, porque ésas ya fueron homenajeadas durante el franquismo. Ahora toca hacer lo mismo con las de la derecha, olvidadas durante los años de la dictadura. Es decir, que la actual democracia debe hacer con las víctimas de izquierdas lo que el franquismo hizo con las de derechas, o sea, llevar a cabo un infame y repugnante sectarismo.
Ayer, Fernando Martínez, tras el ridículo de su visita junto a Pedro I El Falso-Pedro Chapote al Valle de los Caídos, disfrazados de ‘un amigo en Balay’, repetía ‘teatrillo’ absurdo e infantil en el Cementerio de San José en Almería. Ahora no se trataba de hacer protagonistas a los muertos de hace 90 años durante una guerra, sino a los que murieron hace dos siglos, como si alguien estuviera pensando en la cantinela esa que hace tiempo que huele a ajo de Los Coloraos.
Mi compañero Juanje Reche se plantó allí, en un impecable ejercicio de PE-RIO-DIS-MO destinado a desenmascarar a este auténtico timador, y le preguntó “por Ángel Alcaraz, Antonio Bascuñana, Luis Belda, José María Díaz, Julián Fernández, Leonardo Flores, José Fornieles, Juan Gallardo, Juan Jurado y así hasta 465 represaliados y asesinados por las organizaciones obreras y republicanas, con especial protagonismo de los comités de la UGT, durante la Guerra Civil en Almería, de ellos 105 pertenecientes al ámbito religioso”, citando también “al propio Obispo Diego Ventaja y al director y al propietario del periódico La Independencia, Fructuoso Pérez Márquez y Juan José Vivas Pérez”, para preguntarle finalmente “¿por qué usted, que es almeriense, no dice nunca absolutamente nada ni los incluye en ningún proyecto de la Memoria Democrática, de la que es secretario de Estado?”
Martínez López tiró de manual socialista de la mentira y la manipulación, contradiciéndose él mismo, afirmando por un lado que la Memoria Democrática sí habla de las víctimas de la represión y el asesinato por parte de las izquierdas y, por otro, que ahora no toca, que ahora hay que hablar de las víctimas republicanas y no de las nacionales, que ya tuvieron sus homenajes. Es decir, que recuperó el miserable, el repugnante, el atroz, el vomitivo argumento de que ahora nosotros, los demócratas de la Constitución del 78 tenemos que hacer lo mismo que hizo el dictador Franco en su momento, es decir, discriminar entre víctimas y prestar más atención a unas que a otras.
Queda claro que Fernando Martínez es en esto de la memoria democrática, el nuevo Franco, aunque claro, con bastante menos respeto por la verdad y el rigor del que tenía el caudillo. Por cierto, ¿se puede decir caudillo, Fernando, o ya lo has prohibido?
