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Blog Confinados, pero no Arrinconados, por Antonio Felipe Rubio Destacados

#RadioBlog #ConfinadosPeroNoArrinconados: No ni ná, por Antonio Felipe Rubio

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Hace unos días llovía tímidamente en la capital. Creo que se registró algo menos de un litro por metro cuadrado. Sin embargo, alguien dijo que en la sierra estaba cayendo la mundial, y fue entonces cuando llamé a un vecino del pueblo para preguntarle cómo estaba lloviendo por aquellos lares. La respuesta de Antonio fue de lo más acertada, clarividente y científica: “llover llover, lo que se dice llover aquí no ha llovío”.

Atrás quedan mapas significativos, isobaras, dorsales atlánticas, pantano barométrico. ¡A la mierda el Meteosat! Si Antonio dice que en el pueblo “llover llover, lo que se dice llover no ha llovío” explica claramente que en el pueblo ha llovido, y, aunque se hayan mojado las calles y se haya recogido la ropa del tendedero, no fue suficiente como para que se juntasen los temperos.

Estas sentencias de nuestra habla andaluza suponen una riqueza léxica, que utiliza tropos o figuras literarias tal que la anáfora para enfatizar, por reiteración, lo que es difícil matizar con otras expresiones más elaboradas.

Hace muy pocos días el presidente Juanma Moreno decía que para que se garantice el suministro de agua en Andalucía “tiene que llover durante todo un mes (…), pero no chispear; cuando digo llover, es llover llover llover”.

Parece que el Gobierno de España y su indigno presidente hayan adoptado la dialéctica de mi amigo alpujarreño. Si para Antonio llover llover, lo que se dice llover no ha llovido, para Pedro Sánchez y sus secuaces “terrorismo terrorismo, lo que se dice terrorismo no ha habido”. No obstante, esto requiere una breve exégesis. Si la poca lluvia en el pueblo mojó las calles, en Cataluña el terrorismo incendió las calles, hirió a setecientos agentes de la Autoridad, saboteó el AVE y otras líneas férreas, okupó el aeropuerto de Barcelona y obligó a suspender cien vuelos nacionales e internacionales, demoró casi setenta aterrizajes por invasión de pistas y otras instalaciones del aeropuerto afectas a la seguridad aérea, sustrajeron armas municionadas de vehículos policiales, destrozaron dotaciones de los Cuerpos de Seguridad del Estado, destrozaron mobiliario, rompieron escaparates, invadieron establecimientos, saquearon comercios… y algunos vecinos -posiblemente muy fachas- sintieron miedo, pánico y terror, porque aquello fue terrorismo. Además, fue alta traición, sedición y rebelión. Y viene este gobierno a decir que “afortunadamente, y a diferencia, no hubo tiros en la nuca”. Jamás se podía esperar tan miserable aserto de un gobierno que, ya no es el extrarradio de la Constitución; es el arrabal de la decencia, la inmundicia intelectual y el gueto que reúne a los más abyectos epígonos del amado líder que, con toda seguridad, lo recordaremos como lo peor de lo de peor de lo peor… Y anda que no ni ná.

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