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VÍDEO BLOG #Miedodequé?: Susana Díaz o cómo insultar en el mismo acto a los autónomos, a las víctimas del terrorismo y a los sanitarios andaluces, por Víctor J. Hernández Bru.

No creo que vaya a terminar de entender nunca la inclinación permanente y enfermiza que tienen algunos políticos por mentir. Quien me conoce, sabe que mi explicación más plausible para el particular parte de la idea que estoy convencido que tienen de nosotros: somos, para ellos, una masa inculta, estúpida y acrítica a la que se puede vender una partida de mulas cojas y tuertas a precio de bellos purasangres.

El pasado viernes, le pregunté a uno de los dos candidatos principales a las primarias del PSOE, Juan Espadas, por los impuestazos del gobierno de Pedro I El Falso, ya conocido como el rey de la frontera, y por el acercamiento de asesinos etarras a cárceles del País Vasco, vamos, por los #ViernesBasura. Su respuesta fue que no había respuesta; que ahora, sólo primarias.

Esta semana, la visita propagandística ha sido de su oponente, Susana Díaz, que como va siempre diez palmos por encima del suelo, practicó la vacilada de colocar su atención a los medios de comunicación en mitad de un acto con enfervorecidos militantes y simpatizantes; vamos, que cinco minutos antes de atendernos, escuchaba cómo sus acólitos se borraban las huellas dactilares de las manos a base de prolongados y enfervorecidos aplausos.

Claro, ello hace aumentar la sensación de que uno puede decir la primera gilipollez que se le ocurra, que va a colar. Pero no coló. Preguntada por los mismos particulares, doña Susana respondió que ni se han subido los impuestos ni tiene conocimiento de que se acerquen presos etarras. Y claro, uno no sabe si es más duro que a tú, querido oyente/lector, que hoy en día pagas más por echar combustible, por comprar refrescos azucarados o que lo vas a hacer por tu cuota de autónomo, oigas que no te han subido los impuestos; o que la familia de Jesús Escudero García, de Alberto Jiménez Becerril o de su esposa Ascen, todos ellos andaluces asesinados por ETA cuyos verdugos han sido acercados al País Vasco, escuchen que esta señora diga que es la primera noticia que tiene.

Puestos a hacer el ridículo, también podría haber dicho que los centros de salud andaluces están cerrados. Ah no, perdón: es que lo dijo. Y no sólo lo dijo, sino que tuvo la poquísima vergüenza, la jeta cósmica de retarme a que fuese esa misma mañana a uno.

Como esta gente va tan sobrada, seguramente doña Susana se puso ayer delante de mí sin que nadie de su equipo, que se ve que trabaja tan poco como ella, le advirtiera de que sus acólitos, Sánchez Teruel y Sánchez Haro, ya han probado la medicina, valga la redundancia, de ser invitados por servidor a que visiten conmigo el centro de salud que quieran en Almería, a ver si encuentran alguno cerrado; a ver si hallan (con dos ‘eles’, doña Susana) uno en el que sus profesionales sanitarios no estén al pie de cañón atendiendo a pacientes en su interior.

Doña Susana, cuyo partido ha gobernado la sanidad andaluza durante 40 años, dejándola convertida en la peor de España, tuvo la poca vergüenza de querer ponerse al lado de esos sanitarios, mostrando una pretendida solidaridad que no se cree nadie; unos sanitarios a los que insultaba en el mismo acto, despreciando su trabajo al decir que los centros de salud que atienden y han atendido todos y cada uno de los días de esta pandemia, están cerrados.

Es… Susana Díaz; con eso está dicho todo.

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Icíar Carballo

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