#Blog #ElMejorApaño: Voto útil, por Antonio Jesús Hidalgo.
Vaya papeleta, ¿verdad? Y nunca mejor dicho…¿qué entendemos por voto útil? O aún más complejo, ¿cuál sería realmente el voto útil dentro del elenco político actual? La primera premisa para intentar definirlo es obviamente dejar a un lado ideologías, y centrarnos en modelos de gestión. Porque opinar bajo los criterios subjetivos que condiciona una ideología nos haría votar ciegamente (como hacen algunos), con independencia o sin importarnos las consecuencias de ese voto. Sería algo así como no cuestionar que venimos de la costilla de Adán y de Eva (simplemente cuestión de fe) con independencia de los postulados científicos.
A mí humilde entender, creo con matices, que estamos en un modelo de sociedad que afortunadamente ha superado los estándares ideológicos tal y como venían siendo concebidos (esa tradicional división y confrontación de izquierdas y derechas) y si no es así, tenemos un serio problema de inmadurez como sociedad y como modelo democrático. Aunque no quita (de ahí los matices), que existan esfuerzos por ciertas formaciones políticas para volver a esos patrones doctrinales intentando implementar modelos éticos y morales con notoria carga ideológica, bajo el “escudo” del progresismo, que además es más sangrante. ¿Qué es avanzar y progresar como sociedad, los modelos de izquierdas de Venezuela, Rusia, Corea del Norte, Cuba…? Si en esos países están más avanzados que en el resto, entonces, ¿por qué emigran masivamente jugándose la vida? Estudiando modelos comparados, aquellas sociedades con ausencia de ideología en sus sistemas son las más desarrolladas, sin duda alguna.
Es decir, tendremos que elegir entre formaciones cuya gestión es exclusivamente imponer una senda ideológica y formaciones cuyos programas se centran en los problemas actuales y reales de la gente, sencillamente. ¿Para qué elegimos a nuestros representantes públicos? ¿Para que nos impongan un modelo de vida que ellos estiman correcto según sus espurios intereses o para que gestionen de manera eficaz y eficiente nuestros impuestos, via recursos públicos y nos ayuden a avanzar como sociedad? Pasear a una momia (la del dictador Francisco Franco) ¿era una necesidad de la sociedad española actual? ¿Acaso se hace necesario descifrar los problemas por los que estamos atravesando actualmente en España, para considerar esa prioridad? ¿Dónde quedan el paro, la corrupción, la ingente deuda pública, la inmigración irregular, los problemas de inseguridad ciudadana, la okupación ilegal, la presión fiscal, los independentistas…?
En todo proceso de elaboración de una política pública, debe primar la necesidad de actuar por parte de la Administración, tras la detección y evaluación de cualquier riesgo, como base de un sistema desarrollado. Y para fundamentar el sentido de nuestro voto se hace necesario pensar en políticos que se centran en esas cuestiones y anteponen el desarrollo a la ideología; pero pensando también en esa derecha que se autodenomina “fuertes” (en contraprestación a la cobarde); porque paralizar unos presupuestos de una Comunidad Autónoma (la de Madrid) por no derogar la denominada ley “trans”, también es anteponer ideología a gestión.
En ese sentido, nuestro joven período democrático, nos ha demostrado que existen dos modelos bien diferenciados a la hora de atajar esos problemas; los datos son públicos y fácilmente accesibles para contrastar como varían las cifras de paro, nivel de impuestos, deuda pública, estabilidad económica y social, la calidad de los servicios públicos…(por ejemplo) con Psoe y PP en el poder, y si no que nos pregunten a los andaluces.
Ahora en estos comicios municipales, existen dos alicientes aún más a esa trayectoria notoriamente ventajosa en la capacidad de gestión de los populares, respecto a los socialistas; en primer lugar no dispersar el voto en formaciones que a nivel sobre todo local no aportan nada distinto y que simplemente sirven para dispersar el voto y dar un balón de oxígeno a la izquierda; y en segundo lugar es, la más que probable alineación política próxima, que para cualquier regidor local, ante las limitadísimas competencias y capacidad económica de sus consistorios, el poder contar con compañeros/aliados en el resto de Administraciones, es una oportunidad histórica irrepetible.
Porque a finales de este año, a Sánchez le pondremos donde se merece, en la oposición, aunque sería mejor en la calle, junto a sus socios los comunistas, los independentistas y los filo-terroristas. Es decir que el próximo Gobierno Central, la actual Junta de Andalucía y tras el 28 de mayo, Diputación y la mayoría de Ayuntamientos almerienses, aquellos pueblos donde sus gentes quieran prosperar y progresar, tendrán un color político identificado con una marca señalada por una gestión eficiente contrastada históricamente, que no es otra que la del Partido Popular.
