VÍDEO BLOG #Miedodequé?: La primera jornada de la investidura ha sido el mejor reflejo de lo que es cada partido, por Víctor J. Hernández Bru.
No ha habido grandes sorpresas en la primera sesión del proceso de investidura de Alberto Núñez Feijoo como presidente del gobierno. De hecho, yo diría que las largas horas vividas en el Congreso de los diputados este martes han reflejado con claridad lo que es cada partido.
Mi percepción es la de un Partido Popular y un líder, Feijoo, retratado como dirigente serio, sensato, riguroso, con un plan para salvar a España de este infierno social-comunista y con un tono respetuoso con todo el mundo que, sinceramente, no sólo se echa de menos en la clase política sino, en general, en este país dominado por la basura ideológica y el barro que ha emanado de la izquierda, desde que con la llegada de Podemos la extrema izquierda se apoderó de ella.
Feijoo le ha tendido la mano a Vox, saliéndose puntualmente de ese halo de cobardía sistémica que atenaza al PP desde hace ya mucho tiempo, seguramente desde que Aznar se marchó de la primera línea y perdiendo el miedo a reconocer que su aliado natural es el partido de Abascal, por la sencilla razón de que el resto de lo que hay en el hemiciclo es miseria y basura social comunista dispuesta a vender el país por un plato de lentejas y, sobre todo, por un sillón apoyado en moqueta.
Enfrente, un PSOE anclado en el ridículo y en el exhibicionismo circense. De hecho, la mera elección del replicante a Feijoo ya demuestra ambas cosas, depositando la confianza nada menos que en Óscar Puente, un tipo que no sólo ha esparcido la ruina socialista por una ciudad llena de posibilidades como Valladolid, sino que ha demostrado con creces su claro perfil nepotista, falto de los más elementales valores y sin ningún tipo de ese respeto que se le supone a los representantes institucionales de la ciudadanía.
De Sumar, ese engendro de la ‘señora Cohetes’, doña ‘Rogelia Amstrong’, poco se podía esperar. Y su portavoz ha confirmado que no hay más cera que la que arde, que de donde no hay no se puede sacar, que el nivel es el que es y que los españoles nos estamos gastando un auténtico pastizal en una colla de inútiles a los que no confiaríamos ni la presidencia de nuestra comunidad de vecinos.
Junto a ellos, la patulea independentista, sediciosa, malversadora, pro-etarra y golpista, alzada por el PSOE a la categoría de peones de brega que posibilitan que Pedro I El Falso-Pedro Chapote pueda seguir atornillado al sillón que deshonra a cada paso que da.
Y dejo para el final a Vox y a Santiago Abasal, un tipo con el que coincido en muchas, muchísimas ideas, pero que al que creo que el paso del tiempo político le está sentando fatal, convirtiéndolo en una suerte de nefasto tomador de decisiones y en un auténtico inoportuno político. A mí me parece bien que Vox marque la diferencia con el PP, siempre y cuando ambos no olviden que se necesitan y que los españoles los necesitamos para salir del infierno social-comunista, pero lo que es evidente es que en esta sesión de investidura no era el momento, sino que lo que tocaba era mostrar un bloque de unidad anti-socialista, anti-comunista. Sorprendermente, a partir del momento en el que Vox consiguió sus máximos éxitos hasta el momento, éste pareció comenzar un arduo trabajo de autodestrucción, del cual formó parte la intervención de Abascal este martes.
Sólo espero que PP y Vox dejen de equivocarse y, pase lo que pase en esta investidura, caminen sólidamente juntos en post del destierro político de este socialismo y este comunismo que están destrozando nuestro otrora próspero país.