VÍDEO BLOG #Miedodequé?: ¿Alguien duda a estas alturas de que el PSOE es un partido totalitario y el socialismo una ideología totalitaria?, por Víctor J. Hernández Bru.
El Partido Socialista acaba de expulsar de su militancia a Nicolás Redondo Terreros. Cuando el abuelo de Redondo Terreros luchaba contra la dictadura, el padre de Pedro Sánchez no había nacido; y cuando el padre del ahora expulsado, Nicolás Redondo Urbieta, convocaba una huelga general contra el PSOE de Felipe González y Alfonso Guerra, el ahora presidente del gobierno tenía 16 años.
Los Redondo se han dejado la vida, generación tras generación, por una idea política: el socialismo. Una idea equivocada, basada en la falsedad y la manipulación, caduca y utópica, pero una idea que les ha llevado la vida.
Un poco de estudio de la historia conduce indefectiblemente a una conclusión, a propósito del socialismo, que como me decía el otro día un tipo de alta cultura, mientras estábamos rodeados de buenos amigos y mejores viandas, es exactamente lo mismo que el comunismo.
La conclusión es que el socialismo ha sido siempre y sigue siendo una ideología totalitaria, en la que la discrepancia no tiene cabida, ya que parte de la idea incuestionable de su propia superioridad moral, basada en que el reparto de la riqueza es el sistema más justo, lo cual no deja de ser una imperial chorrada de parvulario, que obvia la importancia que tiene el esfuerzo en la configuración de un sistema justo.
Entre los miles de asesinados por Stalin, figuraba Leon Trosky, con quien obviamente tenía más similitudes que diferencias, pero el socialismo es una máquina de poner de relieve lo que nos separa, por encima de lo que nos une. El caso es similar a otros acaecidos en España, como el de Andrés Nin, asesinado en la Guerra Civil tras ser detenido por las autoridades republicanas de izquierdas; e incluso el de Buenaventura Durruti, el líder del anarquismo, del que la historia oficial cuenta que murió enfrentándose a los nacionales, aunque hay bastantes indicios de que fueron agentes comunistas los que apretaron el gatillo que acabó con su vida.
Son todo ejemplos de cómo la izquierda gestiona la discrepancia interna. Así ha sido siempre y así sigue siendo. Hoy es impensable apretar un gatillo o enclaustrar a un disidente en una cárcel tercermundista, pero el equivalente moderno y en una era de paz es la expulsión del partido.
El PSOE, como el socialismo en general, sigue existiendo gracias a la manipulación de cerebros de escasa densidad, en los que insufla la idea de enfrentamientos que en realidad están superados, como el de la lucha de clases, de sexos, de razas o de tendencias sexuales, cuando todo el que quiera analizar la realidad con algo de calma será consciente de que hoy, en nuestra sociedad, la aplastante mayoría de las personas hemos superado todas esas disyuntivas, como por supuesto, la de la ya lejana Guerra Civil Española.
Redondo Terreros, como hizo su padre hace más de 20 años, se ha permitido el lujo de discrepar de la oficialidad socialista y, como Trosky, Nin o Durruti, ha sido asesinado por el socialismo al que pertenece, en este caso de manera civil.
Hay quien se ha sorprendido con su expulsión, pero ésta no es más que una muestra más del ‘modus operandi’ de la izquierda desde que existe, con total convencimiento de que sólo su visión es la correcta y de que todo aquel que no la comparta, esté del lado que esté en la trinchera, ha de ser eliminado. Ya lo dijo el propio Alfonso Guerra en aquella época de huelgas generales: el que se mueve no sale en la foto.