VÍDEO BLOG #Miedodequé?: MeToca… los pies, por Víctor J. Hernández Bru.
Se lo he escuchado muchas veces decir a varios de nuestros tertulianos, corroborando lo que el estudio de la historia del comunismo refleja de manera clara: una de las obsesiones de la izquierda es el control de las vidas de los ciudadanos, hasta en su más profunda intimidad.
Lo ha sido siempre, desde los inicios del comunismo, acrecentada siempre que han logrado tocar poder. La izquierda ha tendido siempre hacia la dictadura, hasta los regímenes en los que la libertad ha estado como mínimo en entredicho, cuando no absolutamente desterrada. Resulta curioso cómo enfocan los políticos e historiadores de izquierdas la plasmación de su ideología en regímenes como por ejemplo en la Unión Soviética y los países del Este de Europa en la segunda mitad del Siglo XX o en todos los países en los que han ‘tocado pelo’ en Suramérica.
Amén de las ‘dictaduras ‘duras’, valga la expresión, las de la URSS y los países satélites, Cuba, Venezuela, China o Corea, que son un porcentaje elevado de los países donde socialismo y comunismo han gobernado, prácticamente en el cien por cien del resto de países con experiencias de regímenes de izquierda, la libertad individual y social ha estado siempre en entredicho. Como ejemplo, me gusta poner el de la Segunda República Española, con ataques brutales a las libertades de expresión, de prensa, de culto, de enseñanza y, por supuesto, a el derecho a la propiedad privada.
Cualquier análisis serio y riguroso de la realidad actual en España evidencia que hemos alcanzado y en muchos casos superado esas situaciones de faltas de libertad y de ataque al ámbito personal desde que los españoles cometimos la enorme torpeza de adentrarnos en el actual infierno social comunista.
Los parámetros en los que han cercenado nuestras libertades son los mismos de siempre: expresión, empresa, religión, alimentación, automoción, enseñanza… en fin, todos; pero con una dedicación especial al ataque a las libertades personales y las que se ejercen en la intimidad.
El cuento chino éste del feminismo, bien llamado feminazismo, ha servido para que el gobierno, que ya se había metido en nuestros hogares, nuestras empresas, nuestros vehículos e incluso nuestras neveras, lo haya hecho también en nuestras camas, creando problemas donde no los había y dando, a los que había, soluciones tan estrambóticas como un consentimiento sexual imposible de demostrar.
Ahora, llega ‘MeToca’, la App de esas taradas del Ministerio de Igualdad para calibrar el justo reparto de las tareas del hogar. Es decir, que ahora será el gobierno el que organice tales tareas en nuestras casas, lo cual es un paso más en el estrangulamiento de los derechos del ciudadano a organizar sus vidas como a cada uno le venga en gana y, por supuesto, una muestra más de la concepción que estas feminazis tienen de la mujer, como un ser intelectualmente disminuido e incapaz de procurar por sí misma su bienestar.
Un nuevo paso hacia la dictadura, como aquella dictadura del proletariado de Stalin, que socialistas y comunistas quisieron imponer en la España de la Segunda República. Una vez más, ante este nuevo disparate feminazi, este ‘MeToca’, cada uno puede volver a doblegarse o reaccionar. Yo lo tengo claro, a mí ‘MeToca’ me toca los pies… por no decir otra cosa.
