#Blog #ElMejorApaño: Repique de campaña electoral, por Antonio Jesús Hidalgo.
Siempre en campaña electoral tenemos todos los ciudadanos las mismas sensaciones…y es que si se cumplieran las promesas de campaña, lo que consta en los programas y lo que dicen en los actos públicos y privados, este país sería el mejor del mundo mundial. Queda claro que, dentro de las coincidencias y estrategias similares (que son muchas), se pueden diferenciar distintas formas y una variedad de modelos a la hora de transmitir mensajes a la ciudadanía, por los distintos partidos.
La primera conclusión es que no se parte en igualdad de condiciones para unas elecciones municipales, en función al rol del candidato; existe una notable diferencia entre los que ostentan la alcaldía actualmente y los aspirantes a regidores, ya que los primeros cuentan con unas infraestructuras y una veteranía (en algunos casos de casi 30 años) que les convierte en casi inmunes electoralmente hablando.
Esa posición, les hace por ejemplo desarrollar una campaña más directa al ciudadano, un puerta a puerta, convirtiéndolos en marcas personales incluso, por encima de siglas; pienso por ejemplo en Bonilla (Vícar) que gana por mayoría absoluta en un pueblo tradicionalmente votante de centro-derecha, y puede tocar a “puerta fría”, ofertando un mundo de promesas (puestos, pagas, ayudas…), avalado además por un escudo de seguridad, ya que el que se atreva a “toser”, tendrá cerradas a cal y a canto las puertas del edificio administrativo municipal, sin contemplaciones, por aquello de que nos conocemos todos y si Sánchez controla la fiscalía y el macro aparato del Estado, imaginad un Ayuntamiento pequeño, configurado a su antojo y medida durante las últimas tres décadas.
Entre las dos grandes formaciones (PP y Psoe), también hay profundas diferencias. Los segundos no cuentan ni quieren ver por sus pueblos a líderes nacionales (técnica común de antaño), puesto que el “sanchismo” apesta, y tampoco pueden realizar los macro actos públicos y mítines tradicionales, para evitar los scratches, abucheos públicos o incluso el miedo al ridículo por la falta de asistencia de personal a los mismos; porque no es lo mismo votar (que no te ve nadie) que asistir a un acto; además el osado que se atreve a venir por estas tierras (Bolaños), demuestra su olfato electoral y acierto personal apoyando a la candidatura de Mojácar. En ese sentido el único partido que se está atreviendo es el Partido Popular, exprimiendo al líder más valorado actualmente Moreno Bonilla, junto a la indiscutible Ayuso (que desgraciadamente está inmersa en su campaña autonómica), ambos como santo y seña de incuestionables gestiones.
Por el contrario en los partidos independientes locales, el modelo es más publicitario común; recurriendo a los flyers y cuadernillos de mágicas soluciones, que necesitaríamos 20 presupuestos de la entidad local a la que aspiran para cubrir parte de sus promesas, refugiándose en mensajes en redes sociales, sin posibilidad de respuesta ni prácticamente contacto directo con el ciudadano, huyendo de debates y actos públicos. Por cierto, técnica también utilizada por los candidatos de izquierdas al Ayuntamiento de Almería, vetando a ciertos medios de comunicación, al más puro estilo de regímenes “chavistas”.
En cuanto a las ensoñaciones ideológicas extremistas (de izquierda y derecha) surgidas tras la grave crisis económica de 2008, Podemos y Vox. Los primeros han tenido que rejuntarse en un conglomerado de partidos, formaciones y coaliciones (que ni ellos mismos son capaces de mencionar con naturalidad), vendiendo fórmulas mágicas como las figuras del dentista y el psicólogo municipal (me refiero al candidato por Almería), demostrando un alarmante desconocimiento de las competencias municipales y unos modelos de ciudad al más puro estilo Colau, donde la okupación y la inseguridad ciudadana serían la tónica generalizada.
Respecto a Vox, en mi humilde opinión, ha desperdiciado estrepitosamente la oportunidad que le dimos (me miento) los ciudadanos estos pasados cuatro años, destrozando todos sus grupos y pactos municipales, poniendo de manifiesto el desinterés por el municipalismo y ahora, vuelven a intentarlo con un discurso basado en un programa nacional, obviando de nuevo a los Ayuntamientos, recurriendo al desconocimiento interesado de las potestades locales y jugando al despiste con los posibles pactos, lo que le situará irremediablemente en el callejón con destino a su desaparición, al más puro estilo Ciudadanos.