VÍDEO BLOG #Miedodequé?: El derecho a la huelga y el derecho a recibir los servicios que el ciudadano tiene pagados de antemano, por Víctor J. Hernández Bru.
A raíz de la casposa y antediluviana celebración del Primero de Mayo, ‘cuasi’ decimonónica reminiscencia de cualquier tiempo pasado que era mejor para los sindicatos, a raíz de las miserables y repugnantes amenazas y chantajes de los líderes de UGT y CCOO, esta semana no dejo de pensar en la inviolabilidad del derecho a la huelga y su contraposición con el derecho del ciudadano a recibir los servicios que previamente ha pagado, especialmente los de carácter público.
El debate sobre la legitimidad del derecho a la huelga lo sé perdido, aunque jamás me ocultaré de mis propios pensamientos y, por tanto no escondo que me parece el derecho más ilegítimo y menos justificable de todos los universalmente reconocidos: eso de que alguien pueda libremente faltar a su trabajo porque así lo legitima una organización a la que sólo elige una parte de la sociedad, entorpeciendo el normal funcionamiento de una empresa, perjudicando a sus compañeros y obstaculizando la prestación de los servicios por los que cobra a mí no me entra en la cabeza.
Pero insisto, más allá de ese debate, entiendo que incluso hasta los más cafeteros en defensa de este presunto derecho, entenderán que haya que ponerse manos a la obra sobre cómo coordinar y conciliarlo con el derecho de los ciudadanos a recibir los servicios que han pagado, ya digo, sobre todo los públicos.
En su visita a Almería, el presidente de CSIF Andalucía mintió a preguntas de esRadio Almería, cuando aseguró que en la desproporcionada huelga del personal de Justicia, todos los servicios estuvieron garantizados y todos los ciudadanos han sido convenientemente atendidos. Mentira y, además, una mentira muy grosera. Yo mismo he visto una cita judicial retrasada por dos veces a causa de la huelga, para totalizar un año de demora. Pero lo mío no es importante; lo importante son la cantidad ingente de causas judiciales en las que prácticamente les va la vida a los protagonistas y que se han retrasado, sumándose a la ya estructural demora de nuestro sistema de justicia, contribuyendo a hacerlo un poco más injusto y desde luego mucho más ineficaz. Mentir es feo siempre, pero en un representante público que cobra de nuestros impuestos es sencillamente impresentable.
No, no es posible que sigamos teniendo en este país unos sindicatos que sean absolutamente incapaces de razonar sobre la necesidad imperiosa de regular el derecho a la huelga, que por cierto, como decía en la tertulia Sin Complejos aquí el letrado y tertuliano Jesús Hidalgo, no está regulado por una ley específica, debido a la habitual cobardía de nuestros políticos.
Me cuesta mucho tragar esto del derecho a la huelga, pero lo que es absolutamente intolerable es que los ciudadanos nos veamos privados de nuestros derechos porque otros quieran ejercer los suyos, ya digo, muy discutibles, pero suyos. Y es mucho menos tolerable el que los sindicatos, que es muy evidente que utilizan el derecho a la huelga como un chantaje desde hace mucho tiempo, se nieguen sistemáticamente a debatir sobre esta injusticia de que sus huelgas nos priven a los demás de nuestros derechos, aprovechando, repito, la habitual cobardía de nuestros políticos y la secular indiferencia de la ciudadanía.
