El Auditorio se convirtió en un patio jerezano con una sucesión de canciones por tangos y bulerías, brindando por las fiestas.
Las zambombas flamencas han existido desde que flamenco es flamenco, pero su fama y profusión se ha incrementado en los últimos años debido a su gran plasticidad y expresividad en la manera de expresar la alegría y todos los sentimientos de buenos deseos asociados de la celebración de las fiestas navideñas. Entre ellas, las almerienses han crecido a niveles espectaculares, como se refleja cada año por estas fechas y ha podido disfrutar el público en cada una de las programaciones del Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Almería, pero, anoche, era el turno de ofrecer un pedacito de las más genuinas, la jerezana.
Y las encargadas de ello fueron las mujeres que dan vida a ‘Ellas cantan a la Navidad’, el espectáculo comandado por Lela Soto Sordera, una de las últimas representantes generacionales de una saga, la de los Sordera, fundamental para el flamenco.
Con Lela Soto en la dirección y cante; Fernando en la guitarra; Manunu Sordera en la percusión, Rosario Heredia, Leli Sordera, Belén de los Reyes, Rocío Vargas, hija del Mono de Jerez, Lelita Soto al cante; con Luisa Heredia en interpretación y baile fue el elenco encargado de calentar una velada que desplegó los villancicos por tangos y bulerías más conocidos del repertorio (‘Ya se van los quintos, mare’, ‘El resucitado’, ‘Carbón, carbonero’).
Tampoco podía faltar el del “Gloria”, tras un buen pregonado de Luisa Heredia, o “Los campanilleros”, interpretados con aires contemporáneos pero con maestría vocal por la protagonista Lela Soto que, sin embargo, fue muy generosa en el resto de la noche, cediendo momentos solistas para todas las presentes.
Entre esos momentos compartidos, destacó el de su tía Leli Sordera, muy en sintonía con las hechuras de La Paquera, también el de la hija del Mono de Jerez, con arrebatos declamados en la línea de su padre, incluso la joven Lelita Soto, “que no es profesional y le da mucha vergüenza”, avanzaba Lela, se arrancó a cantar y bailar a compás. Pero sin lugar a dudas uno de los momentos más vibrantes de la noche fue el turno para la trianera Belén de los Reyes.
Como mandan los cánones, el cierre fue por bulerías y a pie de escenario, en muchos momentos sin micrófono. El derroche de alegría final para culminar el deseo de pasar unas buenas fiestas navideñas.
