VÍDEO BLOG #Miedodequé?: Okupación, una muestra más de la filosofía de la izquierda, cimentada en la ley del embudo, por Víctor J. Hernández Bru.
La pregunta sería, ¿cuántos de nosotros hemos escuchado a representantes y simpatizantes de partidos de izquierda y extrema izquierda, en los últimos años, justificar la okupación ilegal de viviendas, ya sea por presunta convicción propia o por no molestar a algún tipo de socio de gobierno?
La respuesta, me arriesgo, me lo juego todo, sería ‘todos’. Porque en esto de la okupación de viviendas, la izquierda ha reaccionado como siempre, tirando de demagogia y riéndole la gracia a los más extremistas, porque de lo contrario, como esto de la izquierda va de una especie de competición no sea que alguien tilde a otro de ser poco de izquierdas.
Y así, algo tan peligroso para la convivencia, tan básico para las relaciones humanas como el derecho fundamental a la propiedad privada ha sido tratado por la izquierda por medio de un abanico que oscilaba ente el rechazo por tratarse de una manifestación del capitalismo salvaje hasta la tolerancia ante quienes no teniendo vivienda, se veían o se ven obligados a okupar una.
Aquí es cuando entra el viejo chiste de la asamblea de anarquistas, donde todos jalean a quienes piden sucesivamente que hay que arrebatar la propiedad privada a los capitalistas, empezando por sus casas, siguiendo por sus coches, continuando por sus negocios y siguiendo por sus bicicletas, momento éste en el que los aplausos y vítores se tornan en pitos y rechazo.
Y eso es, más o menos, lo que ha ocurrido con la okupación ilegal de la sede del sindicato socialista UGT en la madrileña calle de Hortaleza, que ha provocado, como reacción entre estos señores, otrora comprensivos con los pobres sin vivienda, la inmediata denuncia y la exigencia de un desalojo exprés que, por cierto, se ha producido en menos de 24 horas.
Claro, las asociaciones anti-okupación, como la Plataforma de Afectados por la Okupación y en concreto su presidente, Ricardo Bravo, no han tardado en reaccionar, reclamando que las desokupaciones sean tan instantáneas como ésta que se ha producido en la sede ugetista.
Más allá de ello, no estaría de más que alguien les pregunte a los representantes del gobierno, a los socialistas que son compañeros de la propia UGT y también a los comunistas de Unidas Pirrakas, qué ha pasado con el denominado ‘escudo social’ y si éste no es aplicable cuando al que le escamotean e invaden su propiedad es un sindicato de izquierdas o de extrema izquierda.
