VÍDEO BLOG #Miedodequé?: ‘Oligolopios’: Tendría gracia, de no ser porque lo pagamos nosotros, por Víctor J. Hernández Bru.
En la recta final de la pasada semana, algunos disfrutamos de un nuevo desnudo de esa descarnada y terrible clase social que es el sindicalismo de izquierdas, participante de algunas de las más inmundas muestras de falta de humanidad en momentos muy concretos, como por ejemplo la Guerra Civil Española, donde algunos de sus más cualificados representantes fueron autores de actos tan honorables como la violación de monjas o el asesinato de rivales políticos.
A otro nivel, porque ahora estamos en otro nivel, digo que el jueves disfrutamos con la filosofía típicamente sindical de izquierdas amoldada a los tiempos, con el secretario provincial de Comisiones Obreras, Antonio Valdivieso, tratando de intimidar a mi compañera Icíar Carballo cuando ésta trataba de hacer su trabajo y preguntarle en la geta si podía ser cierto esto de que, con la que está cayendo, ellos y la UGT se concentraran en favor del gobierno que nos ha traído esta ruina a todos, pero sobre todo a los trabajadores.
Valdivieso, crecido y valentón ante una chica de 25 años que demostró mucha más educación, profesionalidad y arrojo que el líder sindical de tres al cuarto, le respondió aquello que ya se ha hecho famoso en toda España, gracias a esRadio y a La Noche de Dieter: “Eso pregúntaselo a tu jefe”.
Es el nivel; o mejor dicho, el nivel es del secretario general de la UGT de Melilla, Francisco Díaz, que tras una concentración análoga pero en la ciudad autónoma, leyó (o algo así) un documento que algún ‘enemigo’ le había preparado; y digo enemigo porque el texto estaba salpicado con unos cuantos vocablos de una pronunciación tan compleja como ‘oligopolio’.
A don Paco le salió, no sin mucho esfuerzo, ‘oligolopio’, como tampoco acertó, digamos mucho, con otros de los términos que algún ‘mamoncete’ le colocó en el discurso, acaso pensando que el señor Díaz era Dante Alighieri o, al menos, un humano que haya pasado por la escuela y sepa leer mínimamente; o quizás alguno de esos portadores de ‘fuego amigo’ con ganas de ‘desvelar’ las grandes dotes de Paquito para la lectura ante auditorio.
El cachondeo patrio ha sido abrumador y, la verdad, la cosa tendría su gracia, de no ser porque el tipo éste, como otros muchos que tienen serias dificultades para hacer la ‘O’ con un canuto o que van por ahí tratando de intimidar a jóvenes periodistas en vano, cobran un suculento y generoso sueldo pagado por nuestros impuestos.
Estoy seguro de que todos los que nos hemos cachondeado, partido la caja escuchando al jefe de la UGT melillense haciendo el canelo, lo escucharemos de otra manera si nos paramos a tener en cuenta el ‘pequeño detalle’ de que ese ridículo va a costa de nuestra cartera.
