BLOG #ElMejorApaño: “POLÍTICA DEL SUSURRO”, por Antonio Jesús Hidalgo
En política tal y como sucede en la vida misma, existen las casualidades. Aquellos que tienen la potestad o el papel de decidir respecto a las líneas a seguir por nuestras formaciones políticas, sabemos que en cualquier iniciativa entran en juego factores externos, como las directrices de órganos superiores o el documento ideológico marco, y otros elementos internos como nuestra propia personalidad o los intereses en juego, bien sean éstos particulares o generales, debiendo ser los segundos los que primen en cualquier decisión que afecte a políticas públicas.
En este marco de toma de decisiones por los gestores públicos, a nadie escapa que en el panorama político actual, la figura del asesor político tiene una presencia y notoriedad manifiestas; hasta el punto del ejemplo del señor Redondo, que ha llevado al extremo esa representación, tanto en lo cuantitativo acaparando supuestamente el ciento por cien de la estrategia política general del presidente del gobierno (vaya currículum), como en lo cualitativo, dado que precisamente esa sobrevaloración y sobreexposición de sus más que cuestionables cualidades, le ha llevado a costarle el puesto, probablemente cegado por sus aspiraciones políticas.
Remontándonos históricamente, esta labor de aconsejar al gobernante nace en el antiguo Senado Romano, como órgano consultivo del César originariamente, cuyos miembros eran elegidos por él mismo, otorgándole posteriormente poderes ejecutivos. En la actualidad, detrás de cada acción o de cada omisión (es decir ausencia de actuación) de un político, en teoría está el consejo o el susurro de un asesor, individual u órgano colegiado; “política del susurro” como califican algunos politólogos.
Según la Asociación de Comunicación Política de España (ACOP), actualmente la figura del asesor político es más notoria porque se ha profesionalizado. Pero también es verdad, que estas personas cada vez más ocupamos un papel menos anónimo, derivado de la participación en medios audiovisuales y radiofónicos o redes sociales, puesto que la comunicación es una herramienta de gestión importantísima, y su manejo resulta fundamental en política.
En el caso de la esfera municipal, resulta llamativo que se ha experimentado afortunadamente, un cambio de estrategia en cuanto a los modelos y criterios de contratación de los asesores. Cada vez más se está abandonando la costumbre de destinar estos puestos de trabajo (personal eventual de la Administración) a compromisos, amiguetes…vinculados estrechamente a los partidos (en ocasiones esposos y esposas, hijos e hijas de cargos), sin tener en cuenta formación profesional, ni funciones, horarios o exigencias laborales, y lo que es más grave, sufragado todo íntegramente con fondos públicos.
Espero que continúe esa tendencia, hasta consolidarse.
