VÍDEO BLOG #Miedodequé?: Espero estéis disfrutando de #lahoradelassonrisas, por Víctor J. Hernández Bru.
Sí amigos: al recibo de la presente espero estéis todos disfrutando una barbaridad de #lahoradelassonrisas, esa nueva imbecilidad salida de la ya difunda ‘factoría Iván Redondo’, que se encargó de proclamar una ministra que desde luego no iguala en inutilidad y desastre a su antecesor Illa, pero que lleva camino de no quedarse muy lejos, la ya inefable Carolina Darias.
Hace un mes que este desastre con piernas, subida a lomos de un ministerio de cuya materia básica no tiene ni la más remota idea, proclamó que era la hora de salir a la calle y sonreír, de quitarse las mascarillas y pasar olímpicamente del coronavirus Covid-19, emulando al animal más irracional que jamás antes había ocupado el Palacio de la Moncloa, que un año antes paladeaba esa otra gilipollez, la de que habíamos vencido al virus.
Desde estas palabras de Pedro I El Falso han sobrevenido ni más ni menos que cuatro nuevas oleadas del virus, mientras que desde que se produjo la parida de la malhadada ministra, una situación que parecía más o menos controlada se ha tornado en un desastre de contagios, hospitalizaciones, ingresos en UCI y hasta fallecimientos, como los cuatro que se produjeron ayer en la provincia de Almería.
Como vengo diciendo desde hace unos días, no hacía falta ir a Harvard ni a Cambridge para adivinar que la absurda licencia de poder ir por la calle sin mascarilla, algo que nadie demandaba, una frivolidad absurda e inservible para nada que no sea alimentar al virus, iba a suponer un grave empeoramiento de las cosas.
Había muchas cosas que hacer y proponer para mejorar la situación económica. De hecho, en este tiempo, por iniciativa de algunas comunidades autónomas y del sector privado, se han tomado iniciativas imaginativas y eficientes que han contribuido a la lucha contra el Covid, haciéndola compatible con el mantenimiento de determinados sectores.
Pero, ¿quitarnos las mascarillas por la calle? ¿Cuál era la utilidad de esa medida? Y sobre todo, ¿qué mensaje se ha estado mandando a ese segmento de la población más vulnerable a la tentación de sobrepasar las normas y que es, sin ningún género de dudas, la juventud?
Una vez más, este gobierno social-comunista se ha puesto a la cabeza de la ineficacia ante el coronavirus, mientras el irresponsable y psicópata de su presidente no ha tenido otra ocurrencia que proclamar, en esa absurda y ridícula visita a Estados Unidos, país cuyo presidente ni lo recibe ni le presta más de quince segundos de atención en un encuentro forzado en un pasillo, que le gustaría ser recordado por su gestión de la crisis del virus. Sinceramente, una vez más, la gracia de elegir al más tonto para encabezar la manifestación empieza ya a tener muy poca gracia.
