#BLOGElRompeolas: «LA MILONGA DE LA BUENA MARCHA DEL AVE», por Jose Fernández.
Admito desconocer las claves que me permitirían discurrir con solvencia por el sendero de la psicología colectiva. Por lo tanto, les pido que juzguen estas líneas al margen del criterio académico y que comprendan que son un simple rompeolas de percepciones y sensaciones advertidas. Y creo que se está hablando poco de la rotunda negativa popular a abandonar el uso de las mascarillas, contraviniendo así el interesado y patológico optimismo de un gobierno que, bajo el mandato de un trastornado de diván, ha acabado haciendo de la mentira sistemática el primer y único capítulo de su libro de estilo. No hay nada más demoledor para un gobierno que haberse ganado a pulso un sitio de honor en la estantería de argumentos para la chufla nacional. Convertirse en amunicionador de la chistografía popular es el paso previo a la momificación politica. Y es que ya nadie los cree, y los únicos que los toman en consideración son aquellos que ejercen con ellas y ellos un papel extorsionador como sostenedores de la amalgama gubernamental. Las risas y la desconsideración son, por tanto, las únicas salidas posibles por el momento ante el gobierno más infame, más dañino, más ineficaz y más lesivo que hemos conocido los españoles vivos. Si yo fuera la ministra encargada de haber hecho el anuncio más esperado por el conjunto de la sociedad española -la retirada de mascarillas lanzada por la ministra Carolina Darias- y llevase quince días comprobando que nadie me ha creído y nadie me ha hecho caso porque la gente ha visto que era una medida sin respaldo científico y justificada tan sólo en los intereses políticos de un gobierno que quería tapar el impacto político de sus vergonzantes indultos a los golpistas catalanes, probablemente habría abandonado el Gabinete y regresado a mi isla natal. A nado.
En esas circunstancias, ya no sorprende que la prensa almeriense, tan poco dada a coincidir en las presuntas campañas de acoso y derribo, haya coincidido en señalar que en Almería las obras del AVE avanzan más en el BOE que en la realidad. Mucho texto y poca máquina. La denuncia no viene del PP en la oposición, ni de ningún grupúsculo ingrato y conspirador. Los empresarios almerienses vuelven a avisar de que las promesas, los anuncios y las maravillas que nos llevan vendiendo los aparceros almerienses del cortijo socialista son una nueva mentira. Otra más. Los socialistas, que llegaron a decir en la última campaña electoral que con Pedro Sánchez se invertían 2,4 millones de euros ¡al día! para que el AVE llegase a Almería en 2023, pasó a decir de la noche a la mañana que el famoso tren llegaría en 2026, y se escondió la cifra de la inversión diaria. Nada extraño si pensamos que quien estaba allí contando la milonga era el secretario general del PSOE almeriense, Sánchez Teruel, que inventó y patentó una prodigiosa máquina de contar días sin obra del AVE en Almería mientras gobernaba el PP que, por razones aún no explicadas, sufrió un cortocircuito la noche que el PSOE volvió al gobierno de la mano de Podemos, y se estropeó bastante. Ahora lleva el hombre casi dos años sin encontrar el modo de arreglarla. Está visto que para el intrépido ST los únicos días sin obra del AVE en Almería que merecían ábaco eran los de los gobiernos del PP. Los días sin obras con un gobierno del PSOE ni se cuentan, ni retrasan nada, ni suponen agravios, ni crean un problema o una pérdida para nadie. Este es el nivel que hay. Bendito sea Dios.
* NOTA A LOS PESEBRISTAS DE GUARDIA: la gestión del PP con el AVE a Almería no fue buena. Es cierto que en mitad de la crisis de 2008 se concluyó la autovía con Málaga, pero en materia de alta velocidad la cosa estuvo más bien regulera. Ahora será muy divertido ver cómo se defiende esto de que ahoa las obras del AVE vayan fenomenl y sean un reflejo del compromiso de Pedro Sánchez con Almería… aunque no se vean. Pero hagan memoria: eso es lo mismo que dijo hace treinta años de la rehabilitación del Cable Inglés el entonces alcalde socialista Santiago Martínez Cabrejas, que la cosa no iba retrasada porque había en marcha unas obras «pero que no estaban a la vista». Hablamos del siglo pasado y el Cable sigue sin estar operativo. No les digo que me lo superen; basta con que lo empaten.
