VÍDEO BLOG #Miedodequé?: Del desconocimiento de Adriana al circo de Lorenzo: nada nuevo en el PSOE, por Víctor J. Hernández Bru.
Sinceramente, la jornada de este miércoles no ha sido la mejor para las huestes socialistas en la provincia de Almería. El tándem de portavoces del PSOE en el Ayuntamiento y en la Diputación han demostrado estar muy lejos de un estado de ‘forma’ mínimamente aceptable ni tan siquiera para comenzar una pretemporada.
Ojo que no los estoy poniendo a la par: mientras Juan Antonio Lorenzo, portavoz en la casa provincial, es un tipo correcto, preparado y cuyas pifias, cada día más frecuentes por cierto, se derivan básicamente de su afán por hacer seguidismo de los ceros a la izquierda que tiene como jefes provinciales; Adriana Valverde es, sencillamente, una calamidad: una señora que nunca se entera de nada, que habla (o más bien lee) siempre de oídas, que no es capaz de dar más de un paso sin dejar un adorno sobre pavimento (afín a la filosofía del patito) y que además procura no hablar de nada que la comprometa y que no esté supervisado por sus jefes, para terminar cada discurso, cada intervención, cada pregunta, afirmando que ella está de acuerdo con todo lo que suponga la línea oficial del partido. Le falta añadir aquello de “no sea que me mueva y no salga en la foto”, que dejó genialmente acuñado su antecesor, Alfonso Guerra.
Ayer doña Adriana, escoltada por un Antonio Ruano en una ridícula posición marcial, más propia de “la jura de bandera del muchacho”, donde como todo el mundo sabe “se la dio con dos amigos”, vino a dar lecciones de historia. Resulta admirable ver cómo una señora que es evidente que no ha leído un libro de historia en su vida y que tiene serias dificultades para enterarse de lo que pasó ayer (es célebre su rueda de prensa para pedir la cesión de un edificio que había sido cedido el día anterior), sea capaz siquiera de leer lo que sus atolondrados asesores le han escrito en materia histórica.
Y todo ello para pedir que se retire el nombre de la calle Crucero Canarias, con la estúpida exposición de motivos de que dicho barco bombardeó Almería en la Guerra Civil. Si doña Adriana hubiera leído alguna vez algo sobre ese período histórico, se llevaría la morrocotuda sorpresa de que, en las guerras, los barcos disparan, los carros blindados disparan, los aviones disparan y las personas disparan, más que nada porque si no lo hacen, les disparan a ellos y la cosa se pone fea.
El que no tenía por qué disparar era Francisco Largo Caballero, el autodenominado Lenin Español, presidente que lo fue del consejo de ministros durante la contienda, y demostrado responsable de muchísimos asesinatos en esa época. Un tipo que da nombre a la agrupación municipal socialista, sin que a doña Adriana, ni a ‘Sobalecio’ ni a los políticos disfrazados de historiadores que, con Fernando Martínez a la cabeza, moran en la misma, se les haya conmovido nada.
Pero insisto, nada de lo que pueda ocurrirle a doña Adriana puede ser ya, a estas alturas, objeto de sorpresa. Sí lo es, en cambio, el que Juan Antonio Lorenzo, por el que continúo sintiendo un cierto respeto pese a sus continuadas faltas de rigor en este mandato en Diputación, monte un circo ayer, acusando al presidente de la Diputación de falta de transparencia, justo el día en que se aprueba una comisión de investigación por el caso mascarillas, que el propio García Molina ha renunciado a presidir como podría hacer y cuya presidencia ha cedido a la oposición. Querido Juan Antonio, cuanto antes te quites de la cabeza la idea de que los periodistas y los ciudadanos somos todos imbéciles, más fácil será que salgas de la espiral de ridículo en la que tus jefes y compañeros te han metido.
