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VÍDEO BLOG #Miedodequé?: El Coletavirus siempre será el Coletavirus

VÍDEO BLOG #Miedodequé El Coletavirus siempre será el Coletavirus

VÍDEO BLOG #Miedodequé?: El Coletavirus siempre será el Coletavirus, por Víctor J. Hernández Bru.

Sí, amigos; la noticia del día, ayer, en un país con la mayor crisis económica de la Unión Europea, con el ritmo de vacunación en carro tirado por bueyes gracias a la brillante gestión de compras del gobierno social-comunista, con éste acercando a etarras asesinos a cárceles del País Vasco y nuestra frontera Sur convertida en un coladero para la inmigración ilegal galopante, fue sin duda que el Coletavirus se ha cortado el pelo.

Anoche, en la tertulia de Interalmería TV ya lo dije: lo más extraordinario de todo es la inquebrantable confianza que estos tipejos que nos gobiernan y nos han gobernado tienen en sí mismos, a pesar de que la evaluación de su gestión institucional supondría problemas a los mismísimos Pepe Gotera y Otilio.

Un tipo que llegó a la vicepresidencia del Gobierno engañando a todo el mundo, hablando de casta, comunismo e igualdad cuando lo que perseguía era convertirse en un marqués que vive en una mansión con servicio y agentes de seguridad en su puerta, que no ha movido ni un solo dedo para atender a nuestros mayores en las residencias de ancianos cuando el Covid los convirtió en la población más afectada, a pesar de que se trataba de un asunto de su competencia; que se ha tenido que marchar del gobierno por cuestiones que aún no están aclaradas, pero que apestan a gravedad extrema; que tiene abiertas diversas causas judiciales, alguna de ellas relacionadas con asuntos tan poco edificantes como el posible abuso de colaboradoras; que se presentó como candidato a la Comunidad de Madrid y ha quedado el último; que ha sido cazado mandando a sus ‘Pirrakas’ a agredir y apedrear a seguidores de otro partido en un mitin en Vallecas; y que se ha tenido que marchar escopeteado de la política porque ya no le creen prácticamente nada más que cuatro tarados y dos imbéciles.

Pues nada: el tipo no desfallece, no muestra ni el más mínimo atisbo no ya de autocrítica, sino de remordimiento, de vergüenza por el hecho de haberse presentado ante toda la opinión pública como un perfecto sinvergüenza, un timador de baja estofa.

Cualquiera de nosotros, ante cualquier pequeño fallo, mancha y ya no diré comportamiento poco honesto, nos sentimos inmediatamente llamados al sonrojo, al disimulo, a quitarnos de en medio, obviamente tras habernos disculpado, hasta en tanto en cuanto el asunto se borre mínimamente del imaginario colectivo.

Pero esta gentuza no; para estos miserables, no importa el mal que hayan causado, las vergüenzas que hayan mostrado, la miseria que hayan esparcido. Sus egos hacen absolutamente imposible cualquier atisbo de arrepentimiento y mucho menos de sonrojo. Para ellos, después de haber dejado el país como unos zorros y de haberse reído en la cara de los ajenos, pero sobre todo de los propios, tienen gestos como éste: hacerse fotografiar mostrando su nuevo ‘look’, desprendido ya de la coleta con la que timó a millones de incautos.

Cuando hace un año lo bauticé como el Coletavirus, había algo que tenía muy claro: la primer parte del apodo podría ser transitoria; la segunda, será ya eterna en la historia política de este país. Eso sí, pase lo que pase, el Coletavirus será siempre el Coletavirus.

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