VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ? Parlamentarios kaleborroquistas, con el presidente a la cabeza, por Víctor J. Hernández Bru.
Por si alguien tenía alguna duda, el viernes Pedro I El Falso volvió a dejar claro que es un rehén en la torre de marfil ‘monclovita’, preso allí por sus socios filoterroristas y kaleborrokistas de Unidas Podemos.
No tiene otra explicación el hecho de que, el pasado viernes, como digo, el presidente del Gobierno, con ciudades españolas ardiendo y tomadas por los amantes de la libertad que entienden ésta quemando contenedores, apedreando a ciudadanos, destrozando vehículos y mobiliario urbano y rompiendo escaparates, dijese textualmente que “la democracia española tiene que mejorar la protección a la libertad de expresión”, dando la razón a su roedor vicepresidente, el Coletavirus, cuando dijo que estamos en una democracia imperfecta; y a su miserable acólito, cuando ha alentado las violentas protestas por el hecho de la detención
A estas alturas, todo el mundo sabe que nada de lo que diga Pedro I El Falso tiene nada que ver con la realidad, nada tiene atisbo mínimo de verosimilitud, nada escapa ni por casualidad a su contaminación manipulada que todo lo cubre. Que este mentiroso rotundo y compulsivo diga que nuestro país tiene que perfeccionar la garantías del derecho a la libertad de expresión no sólo es una vergüenza, sino un grave peligro para la convivencia.
Porque hoy por hoy, todo el mundo, hasta los más tarugos de los que tiran piedras en Madrid, Barcelona o Valencia, hasta los energúmenos analfabetos que afirman que insultar, atribuir delitos sin pruebas, amenazar o pedir el asesinato de otras personas, incluyendo SM el Rey, saben que todo eso no es libertad de expresión sino libertinaje, porque todos, por muy incultos e ignorantes que sean muchos de éstos, que lo son, les ha dado para aprender aquello de que la libertad de un individuo termina donde comienza la del otro.
Pedro I El Falso también lo sabe, pero habla de ese estado imperfecto de la libertad de expresión porque está obligado por quien lo sostiene en Moncloa, por quien le permite seguir usando el Falcon pasa seguir visitando las comunidades autónomas gobernadas por su partido, y no las demás, para continuar contando mentiras, como las que el viernes contó en Extremadura.
Éste, amigos, es vuestro presidente, al que una cantidad de españoles ha votado, gracias a lo cual ahora campan en libertad quienes creen en la quema de contenedores, el destrozo de escaparates y el apedreamiento de sus vecinos.
La guinda a toda esta oleada de violencia y de mentiras, la ha puesto otro miserable intolerable en cualquier democracia, el secretario general del Partido Comunista, Enrique Santiago, un tipo que, por su preparación, no habría pasado de botones en cualquier otro país, en cualquier otro partido. El viernes dijo, en sede parlamentaria, ante las solicitudes de los partidos de centro derecha, que “ustedes lo que quieren es que ‘cobren’ los vallecanos, pero no los cayetanos”. Sinceramente, no tengo noticias de que nadie le replicase a este retrasado que lo que se pide es que ‘cobre’ todo aquel que se salte la ley viva donde viva, se llame como se llame.
