VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ? Hasta siempre, Diego; por Víctor J. Hernández Bru.
Empecé la semana hablándole al cielo para encontrar allí a mi amigo Luis Lamarca y la voy a terminar como nunca hubiera querido hacerlo, repitiendo la liturgia, en honor y homenaje a otro amigo que este miércoles nos helaba el corazón, después de que se hubiera parado el suyo.
Se ha ido Diego, que para los titulares de prensa era el presidente de Ashal, pero para los amigos era la eterna sonrisa de El Portón de la Bahía, aunque yo lo había conocido cuando empezaba esa aventura mientras daba placer en el Building.
Diego era una de esas extrañas mezclas de personalidades diversas sabiamente mezcladas en un tipo sencillamente genial. Diego era un poeta de la cocina, un creativo de imaginación desbordante, un pintor de sensaciones culinarias. Pero también ha sido, no veas cómo cuesta hablar en pasado, un luchador, un tipo sin pelos en la mente, aunque de pensamientos expresados siempre con una educación y un respeto exquisitos.
Diego era un caballero de los de sombrero de copa, pero también de los de escudo, lanza y espada para defender sus ideas y su modo de vida. Hace poco, ayer lo pudimos escuchar repetido, me dijo en este mismo espacio una frase que yo antes había escuchado resonar en mi cabeza millones de veces: “los autónomos hemos sido siempre trabajadores de tercera”; una durísima realidad ante el que él y yo nos hemos rebelado siempre, cada uno en su ámbito, cada uno con sus formas.
El lunes le prometí a Luis que aquí me tendrá siempre para seguir luchando por nuestros ideales y hoy voy a reeditar la promesa mirando a Diego y aplicada a lo que tantas y tantas veces he repetido que es la causa principal de que exista esRadio Almería: la defensa del autónomo, del empresario, de la pyme. Hemos llegado hasta aquí para defender la figura de ese empresario que cada día se levanta antes que el sol y se acuesta rodeado de problemas y números que se transforman en vela.
Esos pequeños empresarios, Diego, que como tú, en el ámbito de la hostelería, os habéis convertido en los grandes condenados por una pandemia asesina pero, como tú nos decías en otra ocasión, por una gestión política de la misma aún más criminal.
Hoy todavía no he tenido tiempo de asimilar que no pasaré por tu Paseo Marítimo y me asomaré al Portón para ver si estás, que no te llamaré para reservar una mesa para las tres, que no te pediré una caña de Ambar con una de tus tapas únicas, que no nos consolaremos por la perra manera en la que esta sociedad trata a quienes crean empleo y valor.
Mañana, cuando os vuelvan a dejar abrir los bares, esperaré a que El Portón deje pasar la luz del Mediterráneo a su interior. Y entonces, me sentaré en la barra o en la terraza, miraré al cielo, y brindaremos con una ‘rubia’ por tantos años de lucha, de esfuerzo, de creatividad culinaria y de esa extraordinaria gastronomía que has dejado para siempre en tu Almería.
Gracias por todo, compañero.
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