VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ? Espero no volver a oír hablar de confianza en la sensatez ciudadana, por Víctor J. Hernández Bru.
Sinceramente, me gustaría poder estar seguro de que, visto lo visto, no tendré que volver a oír hablar a nuestros políticos de confianza en la buena voluntad y prudencia de nuestros conciudadanos. Es más, después de la pila de analfabetos negacionistas que se han manifestado en los últimos tiempos, tener que escuchar a nuestros representantes apelar a la prudencia de los ciudadanos me hacía temer lo peor.
Francamente, hace falta ser muy tarugo para pensar que todos los que pisamos bajo el cielo de este país vamos a comportarnos como ciudadanos leales y responsables; hace falta, qué se yo, no haber visto nunca a ninguno pintando las paredes recién encaladas, o destrozando el mobiliario urbano, tirándose de púa desde un acantilado de 15 metros o coger el coche después de haberse metido para el cuerpo media Ribera del Duero y tres cuartos de La Rioja.
Y sí, estoy de acuerdo con que la mayoría no sólo sabemos lo que hay que hacer sino que también ponemos todo de nuestra parte para hacerlo. Otra cosa es que lo consigamos. Pero luego está esa pequeña minoría porcentual, pero compuesta por muchos miles de imbéciles, parte de los cuales, para empezar, niegan la gravedad del Covid-19 y, sin haber leído un libro de medicina en su vida, les dan clases a los profesionales y echan mano de todo tipo de ridículas teorías de la conspiración para las que, por supuesto, no tienen absolutamente ninguna prueba que aportar, pero que les sirve y les sobran para dejar de manifiesto su profunda, su inabarcable ignorancia.
Y luego están los otros: los que sí admiten la gravedad de la situación, mientras se parten las espaldas abrazando a sus más íntimos estúpidos, mientras se quitan la mascarilla en mitad de una tienda para gritarle al teléfono o, para qué hablar de ello, para celebrar fiestorros por todo lo alto donde el Covid va saltando de una en una por encima de esas cabezas mononeuronales.
Conste que cuando nuestros políticos hablan de confianza en el saber estar de los ciudadanos, no hablan sólo de los que se comportan y de los que lo intentan, sino también de todos estos cerebros rapados que son los responsables de que ayer en Almería hubiera 655 contagios y que España superara su cifra récord en una jornada.
Es por eso que entiendo que comprenderán nuestros políticos que al próximo que le escuche hablar de confianza en la ciudadanía, no pueda por menor que mandarlo a espigar, pero a espigar en el más crudo y duro día de los que han estado regidos por mi amiga Filomena.
