VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ? Un año para olvidar el anterior: mañana es tarde para rectificar, por Víctor J. Hernández Bru.
Intentaré hablar lo menos posible del Covid-19 en este primer #VideoBlog de 2021: no hay mucho nuevo que decir. Pero aún sin mencionarlo, es evidente que el gran reto de 2021 es que nos haga olvidar pronto a su predecesor… y no sólo en cuanto al virus se refiere.
2020 ha sido, sin duda, el año en el que quienes dirigen este país han batido todos los récords de mentiras a la ciudadanía nunca antes conocidas en los que han ocupado dicho cargo. Por mentirnos, nos han llegado a mentir incluso acerca del número de muertos que se ha cobrado esta pandemia, en una actitud de una indignidad sin precedentes en la historia del mundo. Uno, que trata de estar más o menos al día en cuanto a la historia de este mundo se refiere, se intenta encontrar a un dirigente capaz de mentir al pueblo en el número de muertos que se ha llevado por delante cualquier catástrofe anterior, ya sea natural o provocada por el hombre, y no lo encuentra. No imagino a Stalin ni a Hitler, a Mussolini o a Ceaucescu, a Fidel Castro o a Chaves, a Franco o a Largo Caballero mintiéndole a la gente sobre la cantidad de vidas que se quedaron atrás con sus actuaciones. Eso ha ocurrido en España en los últimos nueve meses.
Un año en el que el gobierno de este país se ha dedicado a hacer justo y completamente lo que había prometido que no haría nunca, negociando y pactando con el partido que se siente heredero de la banda terrorista ETA y que ha justificado sus asesinatos, socialistas incluidos, en sede parlamentaria; ha hecho descansar la gobernabilidad del Estado en todos aquellos partidos sobre los que había anunciado que jamás lo haría y cuyo fin fundamental declarado, reconocido y presumido es destruir este país y convertirlo en el resultado de un espejo roto contra el suelo; y ha gobernado con un partido que no esconde que no cree en la Constitución del 78 ni en buena parte de los derechos que ésta nos ha consagrado a los españoles, sobre el cual habría advertido que le quitaría el sueño formar coalición de gobierno.
Dicho todo esto, ¿qué más es necesario decir? ¿Qué más hace falta para definir a este gobierno?
Pues hay más, mucho más. Un gobierno que se ha mostrado en todo momento incapaz de controlar la pandemia y que nos convertía en el país récord del mundo en muertos por cada millón de habitantes, mientras movía sus hilos para que las fotos de los ataúdes no aparecieran en prensa, mucho más preocupado por su imagen que por la vida de sus administrados.
Un gobierno que ha hecho añicos la división de poderes, pilar fundamental de una democracia, nombrando Fiscal General a una ministra de su propio partido; un gobierno que no ha dejado de promulgar medidas que atacan directamente a una importante mayoría de sus ciudadanos, desde la de Memoria Histórica hasta las medidas que tienen que ver con la violencia de género, heredadas de la locura de Zapatero y de la cobardía de Rajoy; pasando por las que se refieren a la okupación de viviendas o a las de la obligación de pagar determinados sueldos, sin tener en cuenta productividades, rendimientos y rentabilidades de las empresas.
Un gobierno cuyo basamento económico nos ha conducido, ya de hecho, a una ruina tan sólo comparable con la que nos dejó ese otro demente que nos gobernó entre 2004 y 2011, tal y como reconocen ya abiertamente todos los organismos internacionales.
Un gobierno que pierde apoyos ciudadanos a marchas forzadas, pero que aún sigue reuniendo los suficientes para seguir destrozando nuestro país. Es por ello que, a 2021, tan sólo le pido una rectificación rápida y drástica del desmadre provocado en 2020. Mañana es tarde.
