VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ? La vida padre de unos, con los impuestos de otros, por Víctor J. Hernández Bru.
No hace falta ir a Harvard, licenciarse en Oxford o doctorarse en Cambridge para averiguar que lo que está en juego, hoy por hoy, es si queremos mantener y perfeccionar un sistema de relaciones socioeconómicas basado en el mérito y en la capacidad de generar valor o en el que unos trabajen para que todos vivan en las mismas condiciones.
Es el ya vetusto debate entre el capitalismo y el comunismo, entre el liberalismo y el socialismo, entre la meritocracia y el subsidio. Al hecho de que haya gobiernos que en lugar de exigir algún trabajo a cambio de los subsidios que reparte, creando cultura del esfuerzo y el mérito en lugar del aprovechamiento y la gandulería, sólo le encuentro una explicación que es muy clara: la creación de bolsas de voto cautivo que contribuyen al 50% a sostener gobiernos inútiles y a incrementar la cultura del sofá y el rascamiento de ombligo mientras otros se ocupan de darnos de comer.
He leído con estupefacción cómo la Asociación de la Prensa de Andalucía se ha quejado públicamente de cómo el carajal que tienen en el grupo de Adelante Andalucía en el parlamento autonómico se ha traducido en que corren peligro los puestos de trabajo de ocho periodistas que dependen de esta formación.
Sí, amigos: mientras tú has tenido que cerrar tu tienda porque los gastos se habían comido a los ingresos, o tú has tenido que echar la persiana al bar porque te obligaba la normativa anti-Covid, o tú te has tenido que acoger a un ERTE porque tu empresa no daba para más, resulta que el grupo Adelante Andalucía, comunistas ellos, no sólo mantienen a ocho periodistas en nómina, rigurosa y religiosamente pagada con nuestros impuestos, contra viento y marea.
¿Veis ahora lo que os decía al principio de la lucha entre dos modelos? ¿Veis como no es baladí cuando se habla de comunismo y capitalismo? Porque el comunismo no es el reparto justo de la riqueza, sino un modelo en el que el Estado se engrosa con la misma elefantiais que sufría por ejemplo el estado nacionalsocialista alemán de Hitler, gracias a que los ciudadanos que trabajan pagan cada vez más impuestos.
Porque si algo nos ha demostrado la historia es que un estado socialista o comunista nunca, jamás en la vida, verá saciada su capacidad de gasto, su capacidad de esquilmación del tejido productivo con el fin de agigantar la estructura pública de la que aprovecharse.
