VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ? El gobierno de la mentira discándose en la Constitución y en el derecho a la Información con el maldito Comité de la Verdad
No negociaré con EH Bildu. No haré depender la gobernabilidad de España sobre partidos independentistas. No gobernaré con populistas. No podría dormir si gobernase con un partido que lo que quiere es dominar el CNI, la Televisión y el poder judicial. Tenemos un Comité de Expertos que asesora al Gobierno…
Sí, amigos: aunque parezca una broma, aunque sea una tomadura de pelo, aunque suponga el culmen de la falta de respeto hacia la ciudadanía, a pesar de que es evidente que es el triple salto mortal de la demagogia, hasta llevarla al paroxismo, este Gobierno, el que llegó y se ha mantenido en el poder gracias a todas esas mentiras, el Gobierno campeón del mundo de la mentira y el más mentiroso en la historia de España es el que va a romper todos los límites de la libertad de expresión y del derecho de la información, creando un Comité de la Verdad, un órgano dirigido por sí mismo para dilucidar qué informaciones son falsas y cuáles ciertas.
Lo del zorro cuidando a las gallinas se queda en una broma de recreo en el parvulario al lado de la nula existencia de vergüenza en un Gobierno que ha nacido de la mentira, que se sostiene sobre mentiras y que ha demostrado sobradamente que no es capaz de decir ni una verdad, ahora queriendo erigirse en el guardián del templo sagrado de la verdad absoluta.
Pero más allá de la vergonzosa manera de orinarse en la cara de los ciudadanos, convirtiendo a auténticos profesionales de la mentira en los garantes de la verdad, el asunto reviste consideraciones legales mucho más profundas. Nunca hasta ahora ningún gobierno del actual período democrático había ido tan lejos; nunca antes ningún gobierno de nuestro entorno democrático se había atrevido a tanto.
Este fin de semana he estado echando un repaso a mi tesis y sí, he encontrado manifestaciones similares en anteriores períodos, por supuesto en el franquismo, donde una estructura muy similar a la que ahora nos proponen, la de la Prensa del Movimiento primero y el Ministerio de Información y Turismo después, se encargaban de verificar qué informaciones eran o no válidas, pero ni siquiera entonces se atrevían a erigirse en verificadores de la verdad: a ellos les bastaba con decidir cuáles sí y cuáles no, pero en función de si ayudaban al Estado o no. Dicho de otra manera cualquier puesta en duda de los criterios oficiales era tachada por la censura y a otra cosa, mariposa.
Manifestaciones parecidas he vuelto a ver, de aquellas que verifiqué cuando escribí mi tesis, durante la Segunda República, en la que sí, amigos, había censura previa, a pesar de que algunos analfabetos la exponen ahora como ejemplo de libertades; y por supuesto durante el largo período democrático entre 1874 y 1931, al igual que durante el anterior período entre 1823 y 1868.
Como puede observarse, volvemos a siglos pasados en el control gubernamental de la información y de los medios de comunicación, en una nueva vuelta de tuerca hacia la dictadura bolivariana, ante la pasividad de una buena parte de la ciudadanía secuestrada por su propio desconocimiento y por el desencanto de lo político; y ahora también ante la tímida reacción de unas asociaciones de periodistas en su mayoría politizadas, que se han limitado a una susurrante protesta, cuando si esto lo hubiera acometido un gobierno de centro o de derechas, se hubieran levantado en armas. Lo dicho, un pasito más. Continuamos… para Caracas.
