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VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ? Memoria histórica, jarabe democráticos y asesinos socialistas

VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ Memoria histórica

VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ? Memoria histórica, jarabe democráticos y asesinos socialistas, por Víctor J. Hernández Bru. 

El presidente del Gobierno de España, ése que hace poco lamentó profundamente el suicidio de un etarra asesino y miserable en la cárcel de Martutene, ahora ha lamentado también en Madrid le hayan retirado el nombre de las calles a Largo Caballero e Indalecio Prieto.

Teniendo las aficiones lamentadoras que demostró el día del etarra, a nadie extrañará que este personaje lamentable y miserable lamente también que se aplique la Ley de Memoria Histórica para retirar dichos honores a otros dos asesinos repugnantes.

En el historial de Largo Caballero, que se hacía llamar el ‘Lenin Español’, lo cual dará idea de la catadura moral del personaje a cualquiera que haya leído alguna vez un libro de historia, figura la presidencia del gobierno en la época de máxima crueldad de las llamadas checas, esos centros de tortura y muerte en el Madrid de la Guerra Civil. De hecho, su ministro de Justicia, tócate los pies, Juan García Oliver, fue además el máximo responsable de las sacas que terminaron con los fusilamientos de Paracuellos, en los que también tuvo un protagonismo especial Santiago Carrillo. En su macabro currículo, figura el asesinato de miles de españoles simplemente por no compartir el credo comunista y socialista que, por entonces, era de obligada observancia en la zona roja.

Indalecio Prieto tuvo una trayectoria mucho menos cruel y extrema, pero su calidad democrática quedó demostrada cuando sacó un revólver en mitad del Congreso de los Diputados y más aún el día en el que miembros de su guardia personal, encabezados por Fernando Condés, tocaron a la puerta de hasta tres domicilios personales de líderes conservadores, no encontrando a los dos primeros y sí al tercero, José Calvo Sotelo, al que sacaron a la fuerza del mismo en presencia de su esposa. Para la historia quedan las palabras de Calvo Sotelo al despedirse de su esposa aquella noche: “Enriqueta, ahora vuelvo… si estos señores no me pegan cuatro tiros”. Efectivamente, se los pegaron; y ésa fue la última vez que el líder de la CEDA vio a su esposa.

Que Pedro I El Falso lamente que se le retire el nombre de las calles a estos dos siniestros personajes está en la misma medida que lo del etarra Igor González y viene a demostrar, ni más ni menos, lo que todo el mundo sabe: que la infame Ley de Memoria Histórica, impulsada por el nefasto Zapatero, tolerada por Rajoy y reeditada por el Falso por medio del manipulador de la historia Fernando Martínez no es más que un arma política que distingue entre personas de izquierdas y de derechas y también entre asesinos de uno y otro signo.

No diré que no me alegre de que esta gentuza esté sintiendo ahora lo que ha sentido antes su repugnante compañero de viaje, el Coletavirus: aquello del ‘jarabe democrático’.

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