VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ? El escapismo y la dejación de funciones de Celaá y de todo el gobierno, por Víctor J. Hernández Bru.
Antes de nada, hoy me gustaría dar de nuevo la bienvenida al mundo del trabajo y la responsabilidad a Pedro Sánchez, ese presidente que, en mitad de la mayor crisis que ha tenido este país desde el año 1939, con unos 50.000 españoles fallecidos (la cifra no es exacta porque no la da su gobierno) y miles de contagiados al día, tomó la sabia decisión… de irse de vacaciones.
Mientras tanto, el mes de agosto ha transcurrido sin que el gobierno que él preside haya dado ni una sola indicación a las comunidades autónomas sobre cómo reemprender la actividad docente y cómo iniciar el curso escolar.
Nótese que este ausentismo del gobierno es bastante anterior, puesto que desde que Pedro I el Falso decretó el final del Estado de Alarma, la desaparición de los ministros, otrora hasta en la sopa en el Telediario, ha sido vertiginosa, empezando por el Ministro Illa maravilla, al que prácticamente no le hemos vuelto a ver el pelo hasta el otro día.
Desde luego que, en una situación de crisis sanitaria mundial, en la que España está a la cabeza porcentual en contagios y fallecimientos, el escapismo más grave es el del presidente del Gobierno y el del ministro de Sanidad, pero tampoco es manca la de la ministra de Educación, la de “los hijos no son de los padres”, que ahora ha debido trocar su filosofía para desembocar en un “la Educación no es del Gobierno”, a pesar del generoso sueldo que misteriosamente le es ingresado cada final de mes en su cuenta, y que ha decidido no hacer nada hasta la última semana de agosto.
Con su jefe en La Mareta rascándose la barriga mientras los españoles se mueren o se contagian, no es de extrañar que la señora Celaá haya hecho mutis por el foro y se haya unido al grito de ‘que trabajen otros’, dejando la educación patria y su enganche con la pandemia a lo que ya vaya diciendo la dirección del viento.
Que Isabel Celaá no serviría ni para dirigir el corro de la patata es una evidencia que ella misma se ha esforzado en demostrar a cada paso, pero que haya tenido la poquísima vergüenza de desaparecer del mapa y no hacer absolutamente nada desde el mes de marzo que le vimos las orejas al lobo hasta ahora: no se ha organizado un modelo común para afrontar la educación presencial al Covid-19, no se ha implementado un sistema centralizado de tele-educación que nos pueda servir para el futuro, no se han mantenido contactos estrechos y periódicos con las comunidades y, en definitiva, no se ha hecho nada.
Y todo escudándose en ese modelo autonómico que nunca, jamás, puede vulnerar las responsabilidades educativas que tiene el Gobierno Central; porque una cosa es delegar responsabilidades, otra es no asumir las propias… y otra muy diferente es no hacer absolutamente nada, como tiene por costumbre la señora Celaá y este vergonzoso gobierno.
