VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ? Costes laborales: la lógica ilógica de un Gobierno al que la putrefacción ideológica aleja de la realidad
Con todos los respetos a mi amigo José García Nieto, la frase no es de Einstein, de Aristóteles, de Zuckemberg ni de ningún doctor en Economía de Harvard, sino suya, de este buen amigo y sensacional agricultor almeriense del Campo de Níjar: “los sueldos se disparan y no se corresponden con los ingresos que los agricultores recibimos por nuestro producto”.
Estas palabras, pronunciadas por ‘Mascota’, que es como los amigos conocemos a García Nieto, las pronunció la pasada semana aquí, en Es Radio Almería, en mitad de una entrevista que tuve el sensacional placer de realizarle, no son más que la más pura lógica de la economía: cualquier actividad remunerada sólo será sostenible si los ingresos son capaces de superar en la mayor parte del tiempo a los gastos.
Seguramente, el mayor error de la izquierda a lo largo de su historia ha sido confundir la defensa del trabajador con el posibilismo de un negocio, el no ser capaz de conjugar los derechos laborales con la absoluta necesidad de que una empresa sea sostenible.
En el 31, España comenzó una nefasta época en la que una de las políticas del gobierno consistía en atacar a los generadores de empleo, industriales y terratenientes agrícolas, en favor de una clase obrera y proletaria que estaba a años luz en derechos a lo que hoy se disfruta en este mismo país. Cómo acabó aquella quimera comunista y revolucionaria es ya de sobra conocida.
Ahora, el Gobierno de Pedro I el Falso y el Coletavirus ha vuelto a olvidar que la base para que un trabajador perciba su sueldo reside en que la empresa para la que trabaja logre obtener más ingresos que gastos. La elevación del sueldo mínimo, sin tener en cuenta en absoluto el nivel de ingresos de las empresas, sobre todo de las pymes, ha abocado a muchos sectores a una difícil lucha por la rentabilidad.
El campo es una de ellas y, de hecho, este año pasado los agricultores ya han iniciado el abandono de algunos cultivos, como el tomate, que requiere mayor mano de obra que otros. Seguramente en el Gobierno tendrán dificultades para comprenderlo, pero si los agricultores abandonan los cultivos que más mano de obra requieren, el proceso estará colaborando al engrosamiento de las listas del paro, sencillamente porque el ejecutivo ha obligado a que se incrementen los costes de producción, en concreto los laborales.
Explicarle a estos señores del Gobierno que esta medida sirve, en realidad, para perjudicar a miles de trabajadores, que ya han comenzado a perder sus empleos, es como tratar de que el Coletavirus entienda que él y su gentuza no tienen más derechos a acosar a las personas que quienes pintan en las carretas por las que él pasa. Por cierto, un saludo, ‘rata’.
