VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ?: Asociaciones ‘independientes’ infectadas hasta las trancas del virus de la politización, por Víctor J. Hernández Bru.
Os hablaba, ayer, en este mismo espacio, del virus de la ausencia de espíritu democrático, que se manifiesta sobre todo en los políticos, pero no sólo en ellos, por no responder nunca a lo que se les pregunta.
Y hoy quiero poner el foco en otra de las que yo denomino ‘anomalías democráticas’, como es la de la proliferación de asociaciones y organizaciones presuntamente independientes, destinadas a movilizar a la sociedad civil en pro del beneficio común, pero que en realidad no son más que instrumentos de determinados partidos políticos que no persiguen otra cosa que orientar las conciencias, las decisiones ciudadanas y los apoyos electorales del pueblo.
En Almería tenemos un máster en este tipo de asociaciones, insisto, presuntamente independientes, pero contaminadas hasta el tuétano de los huecos del virus de la politización. Asociaciones ciudadanas, ecologistas, reivindicativas y medio pensionistas, siempre con barniz y ropajes independientes, pero con corazón político virgen extra.
De entre ellas, hay una que llama poderosamente la atención, puesto que, con la inestimable colaboración de nosotros, los medios de comunicación, se ha erigido en una especie de ‘pureza de la raza’ a la hora de fijar posiciones ultra-almerienses en relación a la materia infraestructural.
La Mesa del Ferrocaril es, teóricamente, una asociación que aúna a almerienses que representan, presuntamente, a las diferentes sensibilidades de nuestra Almería, teóricamente unidos bajo el interés común.
Ésa es la teoría. En la práctica, ayer pudimos ver la foto de un acto público de esta Mesa, encabezada y presidida por José Carlos Tejada, representante de Comisiones Obreras; flanqueado por Clara Inés Rodríguez, del Partido Socialista; y por un ferroviario representante de UGT, Juan Antonio Tapias.
Convendrá el avezado y avispado lector/oyente que con tal representación, a la mesa se le pone francamente cuesta arriba el intentar convencer a nadie, pero ni siquiera al Piyayo, que se trata de una asociación políticamente independiente.
A mí, sinceramente, que haya organizaciones politizadas hasta la médula es algo que me parece absolutamente legítimo y, francamente, me importa una higa; lo que realmente me pone como un toro bravo de lidia es que esta gente, en algunos casos unidos por su concepto parasitario del sistema y de la administración general del Estado, intenten tomarme el pelo a mí y, sobre todo, a muchas personas que seguramente no tienen facilidad para captar su natural inclinación por la mentira.
