VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ?: El gran problema de la manipulación de la historia
Hace ahora unos 16 años que me doctoré en Humanidades por la rama de Historia en la Universidad de Almería. No diré ni que fue más ni menos duro; simplemente fue el resultado de dos años de formación más cinco años de investigación sobre un tema, en concreto la historia del periodismo de Almería.
Recuerdo que, en aquellos años, trabajaba con ilusión por descubrir historias, personas, situaciones y por tratar de encontrar explicaciones a situaciones de esa larga época que transcurrió entre los años 1823 y 2000 y también a lo que pasa en la actualidad.
No me acerqué al estudio de la historia con afán de demostrar ninguna tesis ni de sostener la bondad o la lógica de ninguna ideología en concreto.
Seguramente sea por esto por lo que me duele tanto ver la forma en la que ahora se hace historia, tanto desde las más altas instancias investigadoras como desde los más tarugos y adoctrinados borregos.
El pasado sábado me llevé un disgusto bastante grande con la noticia de que un grupo de seis chavales de las Juventudes Socialistas se fueron a Sierro a rendir homenaje a Indalecio Fuentes, un socialista ejecutado en 1947, durante el franquismo.
Estoy absolutamente convencido de que el tal Fuentes formaba parte del PSOE de la República y de la Guerra Civil; un PSOE liderado por dos personajes siniestros, como Cayetano Martínez Artés y Benito Vizcaíno Vita que, a su vez, fueron los máximos responsables del Comité Central Antifascista de Almería.
Este Comité, como todos los que habían de su clase en cada una de las provincias de dominio republicano, no era sino un nido de asesinos y criminales que ordenaron y ejecutaron asesinatos sin ningún tipo de garantía judicial y por motivaciones tan sencillas como ser religioso, burgués, noble, empresario o terrateniente; quemaron conventos y otros edificios, violentaron a religiosas y se incautaron de todo tipo de propiedades, y digo incautar por no decir robar que es el significado real de la palabra, incluyendo el 100% de los periódicos de la capital en esos años, para convertirlos en elementos de la lucha obrera y la revolución.
Sé que los historiadores de izquierdas, que es una pena que haya historiadores de izquierdas y derechas, esgrimen que las víctimas del obrerismo ya tuvieron homenajes durante el franquismo y que ahora hay que poner en valor a las víctimas de la dictadura. Y en eso, aunque me parece un razonamiento simplista, puesto que nunca sobra un homenaje a un asesinado, por mucho que se les haya hecho otros antes, pero la gravedad del asunto es que se cuente la historia a medias, homenajes aparte.
Si uno se va a Sierro a homenajear a un integrante de aquel PSOE asesino, está obviando los antecedentes y las causas de dicho asesinato, que desde luego no lo justifican, pero sin duda que lo explican. Obviar una parte de la historia es manipular, es engañar, es tomar el pelo a la gente. Y lo grave no es que lo hagan cuatro chiquillos con gran desconocimiento de la historia; lo grave es que lo hagan catedráticos de universidad, como el hoy director general de Memoria Histórica, para mí Memoria Histórica a la Carta; y no es el único en la Universidad de Almería.
