VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ?: ¿La Fiscalía, de quién depende?, por Víctor J. Hernández Bru.
- La Fiscalía, ¿de quién depende? ¿De quién depende?
- Del Gobierno.
- Pues eso.
Este escalofriante diálogo lo sostenía el presidente del Gobierno, Pedro I el Falso, con un perplejo periodista de Radio Nacional de España allá por el mes de noviembre de 2019.
No se cortaba en absoluto el Felón de la Moncloa, a la hora de dejar muy claro que una de sus misiones fundamentales era y es la politización de la Justicia. Nunca antes, un gobierno se había atrevido a nombrar Fiscal General del Estado a una señora que antes había tenido una significación política tan aguda como la de Lola Delgado, ya sabéis, “información vaginal, éxito asegurado”, la que dedicó a su posteriormente compañero de gabinete Marlaska aquello de “ése es maricón”.
Bien, entiendo que a nadie, ni a los unos ni a los otros, les cabía ninguna duda, tras ese arriesgado y provocativo nombramiento, de la labor que le sería encomendada a la locuaz ex ministra.
Hoy, transcurrido más de medio año desde aquellas preclaras declaraciones, la inequívoca labor de Lola ya es evidente: en apenas una semana, aquella que presumía de compartir mesa y mantel con corruptores de menores, ha abierto una causa contra Su Majestad el Rey Emérito, ha modificado la causa contra el mayor de los Mossos de Escuadra, Josep Lluis Trapero, para que éste sea condenado a una pena que no conlleve cárcel y se pueda agradar así a los socios del gobierno social comunista; y ha puesto toda la carne en el asador para amedrentar y presionar con los más mafiosos métodos a la juez que hace declarar hoy al subdelegado del Gobierno en Madrid, el amigo Franco, no al que sacaron de la tumba, sino el otro, el de las manifestaciones del 8 M que le han costado la vida a miles de personas.
¿Algún sorprendido en la sala?
Si lo hay, pena me da. Porque a estas alturas ya no queda ningún tipo de dudas de que este gobierno está decidido a desmontar todas las bases del Estado que los españoles nos hemos dado de manera democrática y lo va a hacer por encima de la voluntad de todos nosotros.
Insisto con el mensaje clave de esta semana: no es la primera vez. La estrategia es exactamente la misma que aquel gobierno ilegal que proclamó la Segunda República tras unas elecciones municipales que, por cierto, había perdido en el cómputo general, ganando sólo en las grandes ciudades, pero que insisto, eran unas elecciones municipales y no un plebiscito sobre si sustituir Monarquía por República. Aquel gobierno provisional que cambió el modelo de Estado a la fuerza, en tres días había legislado a golpe de decretazo sobre cuestiones de educación, religión, orden público y también sobre la propiedad de la tierra. Sinceramente, al que esto no le suene a actualidad, debe recibir urgentemente una receta de estudio y lectura.
