VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ?, por Vïctor J. Hernández Bru.
Como era de esperar, continúan los casos de talleres y actividades complementarias que se imparten en colegios e institutos de actividades que a algunos padres les parecen estupendas y a otros inadecuadas. Lo que no esta tan esperable es que el caso más mediático, tras la polémica por el- pin parental, fuera a desarrollarse aquí en casa, en Almería.
También es evidente que, como de todo hoy en día, las noticias sobre el famoso taller de pornografía del IES Cura Valera hay múltiples versiones, seguramente todas ellas interesadas.
Ciertamente, con lo complejo que es saber exactamente lo que allí ocurrió, es probable que lo más sensato sea centrarnos en lo que es seguro. Entre lo seguro, está que se impartió un taller sobre sexualidad y pornografía para alumnos menores de edad (de ésos a los que se protege en los horarios de televisión y en las películas de cine), incluido en el Plan VioGen del centro y, por tanto, en algún momento habrá que decidir si los padres tienen o no derecho a que a sus hijos les hablen de pornografía y sexualidad a los menores de edad y que lo haga una persona que se autodefine feminista, en un acto organizado en el Plan VioGen. Seguramente, en algunos de estos talleres haya hijos de padres que hayan recibido denuncias falsas por violencia de género, gracias a lo que hoy se entiende en España como VioGen. Insisto, habrá que decidir si los padres tienen el derecho a decidir la participación de sus hijos en este tipo de actividades o no.
También habrá que decidir si los padres podemos decidir qué tipo de personas, que no tienen una titulación educativa ni han aprobado unas oposiciones, se dirigen a nuestros hijos en talleres y actividades complementarias o tenemos que aceptar que quienes ejercen estas actividades sean quienes sean, como la señora de este particular.
De las palabras de la monitora en cuestión es difícil extraer con exactitud cómo se desarrolló el taller, puesto que por un lado admiten que el ejercicio empezaba pidiendo a los alumnos que mostrasen lo que pasa en las películas porno y que ellos simularon una felación, pero por otro lado afirma que no hubo movimientos ni instrumentos. Habrá que imaginar qué quiere decir doña Davinia al afirmar que se representó una felación pero sin que hubiera movimientos.
Pero más allá de estos detalles, el caso demuestra claramente que este tipo de contenidos se tratan en los talleres y actividades que desde una parte de la sociedad y desde Vox se pide que sean sometidos a un control y una capacidad de decisión de los padres, en contra de las versiones de la gentuza que negaba que este tipo de casos se estén produciendo, afirmando que todo eran noticias falsas.
Como he dicho en algunas ocasiones, yo ya ejerzo mi ‘pin parental’ en este asunto y mis hijos irán a las complementarias que sus madres y yo estimemos oportuno. Animo al resto de padres a que ejerzan también ese derecho fundamental.