VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ?, por Víctor J. Hernández Bru.
Vamos a ver si es que me he perdido algo o no me enterado bien de alguna de las partes de esta película. Porque, hasta donde yo sé, al Aeropuerto de Barajas llegó hace unos días la segunda de a bordo del dictador Maduro, esta señora con nombre parecido a un medicamento de los niños, que tiene prohibido pisar suelo europeo supongo que por el capricho de algún fascista, pero el caso es que lo tiene prohibido.
Y el ministro de lo que antes era Fomento y ahora no hay quien se entere de cómo se llama el ministerio, el tal Ábalos, ése que no duda en decirle a los periodistas de lo que se puede preguntar y de lo que no, no tuvo mejor ocurrencia que ir a verla, a recibirla, a conversar, a cenar, a llevarla al cine o a hacerse en encontradizo con ella.
El caso es que se vieron y que, desde entonces, el ministro nos ha mentido al menos tres veces, con tres versiones del encuentro muy diferentes, primero negándose a confirmar que se habían visto; posteriormente hablando de un encuentro casual; y finalmente afirmando que se habían visto por petición del ministro venezolano de Turismo.
O sea que llega una delincuente a nuestro país en un avión y un miembro del gobierno, en lugar de denunciar su presencia para que las fuerzas de seguridad la apresen, lo que hace es reunirse con ella, casualmente o no.
Y todo ello en un país en el que recuerdo al mismo señor, antes de ser ministro, pero con el mismo nombre y los mismos apellidos, rompiéndose la camisa denunciando y pidiendo dimisiones por actuaciones tan importantes, a su juicio, como robar cremas o mentir sobre la autoría de una tesis doctoral.
Resulta que ese mismo señor, ahora ministro, nos miente hasta tres veces en un asunto relacionado con una señora perseguida en diversos países, incluido el nuestro, y cuando se le pregunta si va a dimitir nos dice que él lleva mucho tiempo aquí, que no está de paso, que ha venido para quedarse, en un ridículo y penoso alarde de ser un profesional de la política, de ser un parásito del sistema que, gracias a un carné, lleva viviendo del cuento y de nuestros impuestos toda la vida.
Repito, no sé si me habré perdido algo.
