VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ?, por Víctor J. Hernández Bru.
Disfruté ayer, para qué lo voy a negar, con la entrevista a Gloria Pérez de Colosía, abogada especialista en familia que, para mí, no lo voy a negar, es un ejemplo de lo que deberían ser los profesionales de esta rama del Derecho.
Gloria, en su labor profesional, al contrario de otros letrados y alguna célebre letrada almeriense que presume de serlo pero es todo lo contrario, como es el caso de Isabel Bonilla, es un ejemplo de trabajo y sacrificio para que las familias que se rompen no terminen en enfrentamientos sino en acuerdos por el bien de sus miembros y en especial de los menores.
Loa frase “los padres no tienen los mismos derechos legales que las madres en los litigios por la custodia de los hijos” es dura, pero pronunciada por una profesional y experta en familia como ella no es más que la ratificación de lo que algunos venimos denunciando desde hace muchos años: que el hombre, entre otras cosas también en ésta, sufre en España una clarísima discriminación legalizada y que es, en su papel de padre, un ciudadano de segunda categoría.
Pero dijo mucho más Gloria en su entrevista en Es Radio Almería. Habló del caso del padre que acaba de recuperar a su hija tras ocho años de no verla y de que su madre se la llevara a Polonia; abordó el caso de Juana Rivas y culpó a los políticos que enarbolaron aquella bandera del ‘Juana está en mi casa’ de fomentar los casos de sustracción de menores a manos de sus madres; y puso el dedo en la yaga de lo que algunos llamamos desde hace tiempo ‘el negocio del género’, reconociendo que algunos estamentos, como por ejemplo los puntos de encuentro para padres y madres y las casas de acogidas están concedidos a empresas privadas que, para que sean un negocio rentable, necesitan que haya desavenencias y enfrentamientos entre las parejas y las familias.
Sinceramente, el mensaje de Gloria lo he repetido yo ya muchas veces en esta tertulia. En ocasiones, dentro y fuera de la tertulia, he escuchado a quienes replican que todo esto no existe y que no es fruto más que de quienes tenemos una visión ideologizada. Ayer tuve la satisfacción de escuchar cómo alguien que vive todos los días en este ámbito, que trabaja en esto y vive de esto, corroboraba que esta es la pura realidad; la triste, dura e injustísima realidad; ésa contra la que la Justicia y el Estado debe empezar a luchar ya, para que los ciudadanos, hombres y mujeres, padres y madres, hijos y progenitores, tengan intactos sus derechos.
