VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ?, por Víctor J. Hernández Bru.
DIARIO DEL CORONAVIRUS, DÍA 17: Señores del Gobierno, ¿podrían ustedes hacer el favor de dejar de tomarnos el pelo? Bien está que estén absolutamente convencidos de que sus más acérrimos seguidores se van a comer todas las milongas que vienen ustedes contando desde que se dieron el abrazo del oso; bien está incluso que algunos de esos analfabetos, con serias dificultades siquiera para permanecer escondidos, piensen también que pueden participar de la fiesta y engañarnos. Pero no estaría mal que tuvieran en cuenta que también hay mucha gente que no se va a tragar toda esta bazofia que nos vienen vomitando desde que comenzó todo esto. Y cuando digo todo esto, no me refiero al coronavirus… sino al gobierno.
Ayer, después de que todo el mundo menos sus más entregados admiradores, esos ciudadanos que no ven más allá de la ideología o de las siglas que los esclavizan, ya les hubieran avisado de que las medidas económicas que aprobaron el domingo van a suponer el asesinato de una gran parte de las empresas de este país y, con ellas, de sus dueños y empleados, salieron comprometiendo aplazamientos en el pago de tributos.
Sólo un analfabeto funcional, sólo un incompetente mayúsculo, sólo un estúpido elevado a un cargo que ni merece ni es capaz de sostener con una mínima dignidad es capaz siquiera de plantear que nadie pueda pagar por un servicio que no recibe o tributar por una actividad que le impiden hacer.
Pero ustedes son así: gente de la peor calaña que ha vivido mayoritariamente del cuento durante toda su vida, agarrados con uñas y dientes a un carné de partido o sindicato sin dar un puñetero palo al agua, aguijonados cual sanguijuelas a quienes nos dedicamos a producir, consumiendo nuestra sangre hasta la inanición.
Ayer, como hoy y como siempre, daba risa ver la televisión y observar cómo empresas y periodistas paniaguados, gentuza que deshonra mi profesión a cada paso que da, obedeciendo a quien riega de subvenciones y prebendas su miserable actividad, intentaban barnizar de normalidad lo que no es más que un artero golpe de Estado, un puñetazo mortal a nuestro estado de Derecho, para convertirlo de una vez por todas y para regocijo del ‘coletavirus’ en la pequeña Venezuela Europea, mientras lo poco salvable de ese consejo de ministros, encabezado por Nadia Calviño, se ahogaba en su propia vergüenza por formar parte de esa ceremonia de la indignidad y la incapacidad.
Pueden ustedes intentar hundirnos por todos los medios, aunque ni imaginen que nos vamos a rendir; pero desengáñense; lo que no van a conseguir jamás es engañarnos. A este lado de la trinchera que separa el trabajo y la dignidad de la misera y la falta absoluta de vergüenza y principios, aún quedamos muchos que vamos a dejarnos la hiel por salir de esto de la mejor manera posible y, por supuesto… #Unidos.
