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VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ?: «Mentiras y el adoctrinamiento, versión pin parental»

 

VÍDEO BLOG #MIEDODEQUÉ?, por Víctor J. Hernández Bru.

Más allá de la gravedad que tiene el asunto del pin parental, del contraataque desaforado de un gobierno al verse contestado por millones de padres que no estamos dispuestos a dejar en manos de extraños la educación de nuestros hijos en cuestiones ‘complementarias’ (ahora me explicaré), lo que me más preocupa es el nivel de manipulación, seguidismo, adoctrinamiento y sectarismo que el ejecutivo de Pedro Sánchez ha conseguido instalar en la sociedad española en apenas un año de provisionalidad y menos de un mes de gobierno presuntamente estable.

Los que me conocéis sabéis bien que llevo días batallando en las redes sociales con este tema, sencillamente porque no me da la gana quedar callado ante tanta manipulación y mentira. A muchos dogmáticos y ciudadanos de carné les he tenido que leer exactamente a lo que se refiere el pin parental, porque muchos no han dudado en hacer seguidismo de las mentiras de la impresentable ministra Celaa. La web oficial de Vox especifica, como lo han hecho sus representantes, de manera inequívoca y transparente que “el PIN PARENTAL es una solicitud que va dirigida a los directores de los centros educativos en los que estudian nuestros hijos, con tal instancia solicitamos a la dirección que nos informe previamente, a través de una AUTORIZACIÓN EXPRESA sobre cualquier materia, charla, taller o actividad que afecte a cuestiones morales socialmente controvertidas o sobre la sexualidad, que puedan resultar intrusivos para la conciencia y la intimidad de nuestros hijos, de tal modo que como padre o madre pueda conocerlas y analizarlas de antemano, reflexionar sobre ellas y en base a ello dar mi consentimiento o no, para que nuestro hijo asista a dicha formación”.

La ministra mintió ayer, al manifestar que el pin parental se refiere a materias troncales y trató de desviar la atención con el término obligatorio. Es evidente que las charlas a las que quiere afectar el pin parental son obligatorias, puesto que lo que persigue esta medida es que dejen de serlo. Pero lo que no son es troncales y curriculares, sino que son complementarias.

Pero la ministra Celaa, en su perfil totalitario y fascista, no ha dudado en echar mano de todas sus armas para obligar a las familias a desamparar a sus hijos en actividades complementarias al albur de lo que decidan los consejos escolares y los centros educativos, deslizando la falacia, la mentira repugnante de que los miembros de esos consejos o los propios maestros están más capacitados para decidir de qué manera han de ser educados nuestros hijos en esas actividades extraescolares. Ignoro lo que pensará de sí misma Celaa como madre, papel en el que por cierto tomó decisiones como la de que sus hijas estudiaran en un colegio religioso, pero yo desde luego no voy a hacer dejación de mis funciones de educador de los míos, una función, derecho y al tiempo obligación, que reconoce la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que en el punto 3 de su artículo 26 especifica que “los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.

Los más fervientes seguidores de las mentiras de Celaa, a los que hasta ahora jamás se les había escuchado defender que ellos son menos válidos para decidir los contenidos educativos de sus hijos que sus maestros y que ahora defienden esa tesis a capa y espada, cuando se les refiere este punto 3, rápidamente remiten al punto 2 de este artículo, que habla de que la educación ha de tener por objetvo el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales.

Y ahí reside la más perversa de las mentiras, de los postulados demagógicos de esta polémica: el de que los maestros y los consejos escolares son los asépticos e imparciales garantes de tales derechos, muy por encima de los perversos padres, que somos todos unos fascistas. Es como considerar que los periodistas somos los que contamos la verdad.

Repito lo de ayer: queridos dogmáticos de carné, odiada ministra Celaa: con mis hijos no, pero bajo ningún concepto.

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