VIDEOBLOG #MIEDODEQUÉ?, por Víctor J. Hernández Bru.
Me llamó la atención, ayer, esta frase: “Es muy cómodo hablar de igualdad, cuando la desigualdad la sufre otro”.
Esta semana, hemos hablado mucho de igualdad, aunque los que lo han hecho, en muchas ocasiones en realidad estaban hablando de desigualdad.
Después de que el alcalde de El Ejido anunciara que iba a devolver temporalmente las competencias de protección VioGen a la administración legítimamente propietaria de las mismas, para así no poner en peligro a las víctimas debido a la precariedad en la plantilla de su Policía Local, sus oponentes políticas se han tirado a la presa como auténticas hienas en Cuaresma; y sus compañeros de partido se han lanzado a tumba abierta por el desfiladero que conducía directamente al campeonato mundial de súper-feminismo; o dicho de otra manera: a ver quién lo tenía más grande; el feminismo, digo.
Lo que había anunciado Paco Góngora era un terremoto de lógica: si una corporación ejerce unas competencias que no son suyas y encuentra dificultades para cumplirlas, es evidente que lo prudente y razonable es devolverle la tarea a quien está obligado a cumplirla, no sea que al final la casa se quede sin barrer.
Como digo, desde el Partido Socialista han olido sangre y no han dudado en lanzarse sobre la presa, hablando de pasos atrás, de mandato de Vox, de garantías para las víctimas y de otros conceptos vacíos que no resisten una sencilla pregunta: ¿sabemos en cuánto han aumentado las mujeres asesinadas cada año desde que se aprobó la Ley Integral de Violencia de Género en la etapa de Zapatero?
Pero lo peor no es la reacción del PSOE. Más abracadabrante ha sido la del propio PP que, hipocondriaco y acomplejado ha iniciado esa carrera por ser el campeón del mundo del feminismo, anunciando medidas en Diputación y también por parte de sus representantes en el Parlamento Andaluz, que el viernes vinieron a contarnos que van a reforzar las medidas para las mujeres maltratadas.
Incluso llegaron a contarnos, en esa comparecencia, que son las mujeres las que más agresiones sufren a sanitarios en Andalucía, obviando que más de un 70% de los sanitarios andaluces son mujeres.
Lo más curioso de esto es que a eso le llaman igualdad, cuando es exactamente desigualdad. ¿Costaría tanto trabajo que todo el mundo pudiera acceder a esos servicios, independientemente de su género? Insisto, es cómodo hablar de igualdad cuando la desigualdad la sufre otro; pero sobre todo, es falso hablar de igualdad, cuando lo que se hace es promulgar medidas que dan como resultado la desigualdad.
